1. Las confesiones de Jorgito


    Fecha: 25/11/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    Soy muy tímido y callado y por eso no tengo amigos, apenas un trato de compañeros de estudios con algunos pocos chicos de la Universidad, donde curso la carrera de Sociología.
    
    Vivo con mis padres, que trabajan mucho como profesionales que son: papá abogado y mamá diseñadora de modas. Eso hace que me sienta aislado hasta en el seno de la familia y creo que ese aislamiento acentúa mi timidez, tanta que cuando alguna persona desconocida me habla no puedo evitar el ponerme colorado.
    
    Ni pensar en abordar a alguna chica porque creo que la vergüenza me impediría toda posibilidad de vínculo.
    
    Para completar mi descripción debo decir que no pocas veces me han dicho que soy un lindo chico. Me lo han dicho personas mayores, en general hombres, comerciantes en locales donde he comprado cosas, docentes y administrativos de la Universidad, en fin, varios señores. Eso terminó por despertar mi curiosidad y una tarde, hace poco tiempo, estando solo en casa me quité toda la ropa y estuve de pie ante el gran espejo del living mirándome largamente, observando cada detalle de mi cuerpo y claro que también mi cara, mi pelo.
    
    Mi cara es un óvalo perfecto de facciones delicadas, ojos grandes y oscuros, nariz breve y recta, boca pequeña, redonda, de labios carnosos. Mi pelo, que llevo algo largo, es castaño y enrulado.
    
    Tengo el cuello fino y el torso es como un triángulo invertido desde los hombros hasta la cintura alta y estrecha. Mis piernas son largas, de rodillas finas y muslos ...
    ... llenos.
    
    No tengo otra vellosidad que la de las axilas y la zona genital; en los muslos, una suave pelusita apenas perceptible sobre la piel clara y casi femeninamente tersa.
    
    Por último, giré para verme de espaldas por sobre el hombro izquierdo. Mis ojos bajaron a través de esa otra versión del triángulo invertido, pasaron por mis nalgas, apreciaron la comba de las caderas y siguieron por las piernas hasta los pies para después volver a subir y detenerse en mi culo.
    
    Recuerdo, del vestuario y la ducha posterior a las clases de gimnasia en la preparatoria, haber visto muchos culos, los de todos mis compañeros, todos culos chatos y algunos hasta un poco caídos, pero el mío es redondo y empinado.
    
    Al terminar el largo examen visual de mi figura me sentí raro, por un lado, me gustó lo que vi pero me sentí turbado y por eso tuve que volver a vestirme rápidamente. Supe que esa gente que opina que soy un lindo chico tiene razón.
    
    Después de esa tarde frente al espejo me ocurrió, no sé si casualmente o no, darme cuenta de que hay hombres que me miran en la calle. Cada vez que capto una de esas miradas siento que mis mejillas arden, bajo la cabeza y apuro el paso asustado.
    
    Vivo confundido y con miedo, miedo de esas miradas y de lo que siento. Antes no era yo de masturbarme mucho y cuando lo hacía era sin imágenes en mi mente. Ahora es distinto. Me masturbo mucho pensando en esos hombres que me miran. En mi cabeza vuelvo a verlos y así llego al orgasmo.
    
    Casi todos los días ...
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