1. MATILDE EN LA DISCOTECA


    Fecha: 06/05/2020, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Manuel Matías Sainz, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... desinhibida, sin importar la presencia de mucha gente y otras parejas y en pleno bar y barra de la discoteca, ella acariciaba mis pectorales y sus besos giraban otra vez a mis labios. Me chapaba con pasión, con ardor, con lujuria, mascaba sutilmente mis labios y movía su boca con una fuerza que permitía mover mi rostro dirigido por esos chapes tan penetrantes y excitantes. ¡Chapábamos y chapábamos!
    En un alto, la tomé de la mano y la llevé muy cerca del baño, en un pasadizo muy obscuro. Allí retomé el aliente y continué chapando a Matilde con fogosidad desmedida. Mientras nos besábamos, mientras nuestros chapes ratificaban el ardor de la circunstancia, mientras nuestras lenguas rozaban sin límite, mis manos desabrocharon la blusa de Matilde, para inmediatamente magrear sus tetas por encima del corpiño, al que con la ferocidad de un león se lo quiete con violencia. Ahora mis manos acariciaban con pasión sin límites esas divinas tetas, apretando suavemente sus pezones: el izquierdo y el derecho. Estaba tan caliente que mis chapes en su boca, bajaron por su cuello, hasta sus pechos para succionar con deseos incontenible las dos tetas. ¡Chupaba y chupaba las tetas con cierta fuerza y mis labios desbordados mascaban suavemente y a veces un poco fuerte el pezón izquierdo, luego el pezón derecho, otra vez mi boca subía a su boca para seguir chapando con lujuria y continuar mi manoseo a sus bellas tetas en medio de un relajo desbordado, salvaje. Morreaba sus tetas tocándolas con ...
    ... cierta violencia, pero poniéndola muy cachonda, pues sentía en el frotey franeleo de mi pantalón con su falta, su tanga mojada, además de escuchar sus jadeos, “ah!!!!!!, sigue Cielo, sigue”, me decía, al oído, interrumpiendo un instante nuestros chapes, y continuar recibiendo con desenfreno sus apasionados besos.
    Del pasadizo obscuro de la discoteca, la llevé al baño de mujeres. Allí nuestro relajo y mi manoseo a sus tetas, hizo que ella me desajuste el cinturón retirando de manera rápida y ansiosa mi pantalón, al tiempo que yo le bajaba la falda. Nos quedamos los dos, ella en tanga y yo en boxer, ya sin zapatos, ni botas. Desnudos los dos, ella comenzó a bajar su boca desde la mía, pasando mi cuello, mordiendo mi pecho velludo, jugando su lengua con la parte de mis tetillas, lamiéndome los pectorales y luego chapando mi pecho. “!Oh tu pecho es fascinante!”, me decía mientras mascaba, mordía el vello de mi torso desnudo, ayudado por sus manos que buscaban hasta con desesperación mi dura verga. Retiró entonces el boxer con violencia y tomó a una velocidad desesperada mi pene entre sus manos para dirigirlo a su deliciosa boca. Chupaba mi verga con deseo lujurioso, chupaba la punta y me la movía hábilmente con sus labios y su lengua. Quería masturbar mi gruesa verga con esos labios carnosos. Entre mamada y mamada, me salían lágrimas por los ojos, es que Matilde me mamaba la verga como nadie antes me la había mamado.
    De pronto yo sentí que venía un orgasmo y retiré mi verga de su ...