Deseo anónimo: segunda parte
Fecha: 02/12/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... su base, mientras mi lengua jugaba con su cabeza. Sentí tu mano sobre mi nuca y tras unos breves segundos tiraste de mi hacía arriba.
- Esto va a terminar – me dijiste casi sin aliento
- Mis normas recuerdas? – y te mordí el labio inferior – las manos donde estaban – Y volví a mi tarea.
Mis manos no se habían separado de ella y te habían seguido masturbando. Mi boca se unión a ellas, me dejé de contemplaciones, nada de movimientos suaves, ya bastaba de tonterías. Mis manos se movían rápidas en su base, dirigiendo el movimiento de mi boca. La sentí palpitar, te sentí retorcerte en el asiento. Gemiste de nuevo. Tu cuerpo me avisaba. Me la volví a llevar a la boca todo lo que puede y apreté de nuevo mis labios contra ella, pero no aguantaste. Al notar aquella presión y mi lengua recorriéndola, gemiste y terminaste, allí, en mi boca.
Me miraste y sonreíste. Me hiciste un gesto para que me acercara y así lo hice, me acerqué hasta a ti y simplemente me besaste. Un largo y apasionado beso. Volví a mi butaca, no sin antes arreglarme un poco y medio colocarme la ropa, tú hiciste lo mismo. Y cuando nos quisimos centrar en la película, aparecieron los créditos y las luces se encendieron.
Nuestra tarde en el cine había llegado a su fin y la verdad, no me imagino un final mejor que el que tuvo y mira que mi cabeza ha repasado miles de veces esa tarde, pero no ha dado con un final alternativo mejor y dudo mucho que lo haga. Salimos del cine con nuestras manos unidas, ...
... riendo. Pareceríamos una pareja que acabasen de empezar su relación, pero nada más lejos de la realidad, éramos dos amigos con unas ganas inmensas de devorarse y lo que acababa de suceder en aquellas butacas solo era el aperitivo. Al salir era ya la hora de cenar.
- He reservado mesa en un restaurante – me dijiste.
Me guiaste entre las calles de tu ciudad, explicándome cada monumento o estatua que veíamos hasta llegar al restaurante. Es más de una ocasión, cuando en nuestras conversaciones dejábamos olvidado el tema sexual, te había comentado que me encantaba la comida americana. Allí es donde me llevaste: a un restaurante americano. He de reconocer que aquello no me lo esperaba pero me encantas cuando haces este tipo de cosas, cuando buscas sorprenderme y realmente se te da muy bien.
- Un McDonald’s?? – pregunté entre risas – Este es el restaurante americano donde has reservado mesa?? – Te dije al llegar
Tú me sonreíste y yo te devolví la sonrisa. Te adelantaste a mí unos pasos y me abriste la puerta haciéndome una reverencia al pasar. Me reí. Fuiste todo un caballero, me retiraste la silla para que pudiera sentarme, no me dejaste acompañarte a pedir y ni siquiera me dejaste pagar. Me trataste como a una reina, bueno, siempre me tratas así y a mí me encanta. Me encanta que aun estando en el sitio más cutre sepas crear ese ambiente romántico, que sabes que en el fondo me gusta.
Tras salir de aquel “restaurante” era ya de noche. Yo había avisado a mis padres de que no ...