Solitaria en la noche
Fecha: 02/12/2017,
Categorías:
Masturbación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... apretando llegar al suelo con su culo y al cielo con su orgasmo.
Te pido que aprietes más.
Quiero sentir lo que ella siente
Te pido que llegues más al fondo.
Quiero gritar como ella grita.
Te pido que quiero sentir tu capullo presionar bajo mis pulmones.
Sientes las tetas bambolear como las de ella, sin freno ni control, y con los pezones mareados con tanto vaivén.
Cierras las piernas como debe estar haciendo ella, aprisionando al intruso vaginal. Mueves el culo de alante a atrás sobre sus muslos, consiguiendo frotar nuevas partes de tu interior.
El ruido cesa en la otra habitación.
Mi cama sigue gimiendo, y más cuando dejo caer todo mi peso sobre la mano, sintiendo los dedos perfectamente, entrando casi, hasta los nudillos.
Vuelvo a gritar al sentirlos como se separan en mi interior forzando mi cuello uterino.
Un gritorespondido desde la habitación de al lado.
Tu morbosa curiosidad te hace parar.
Dos golpes seguidos en la pared.
Un grito anuncia a todo el vecindario el cambio de agujero de acceso al interior de mi compañera.
Con la visión de rayos X de mi cerebro, la veo con las palmas apoyadas contra la pared, intentándola atravesar para escapar del irrefutable destino de su culo.
Te la imaginas de lleno en la incertidumbre que precede a cualquier sodomización: por un lado las ganas de salir corriendo mientras gritas que alguien te ayude. Por el otro, la irresistible oferta de lo más guarro y sucio que pueden hacer con tu ...
... cuerpo.
Mi culo sigue subiendo y bajando a lo largo de mis inertes dedos, mientras mi almeja los va llenando de fluidos lubricantes. Algo de lo que carece el profanado culo de la otra habitación. Así lo denotan los continuos gritos de ella.
Llevada por la necesidad de salvaguardar mi muñeca (si sigo moviendo el culo así no tardaré ni dos segundos en partirla por la mitad) decido imitar a mi amiga. Me levanto dejando a los dedos agitándose como culebras sobre la colcha.
Envidiosa como soy y de rodillas como estoy, me la imagino a cuatro patas, agarrada al cabezal de la cama, con los puños cerrados, mientras su ano cruje como la estructura de la cama ante las embestidas del cilindro sodomizante.
Por lo ruidos, dudas qué se romperá antes: la cama, la pared o el culo de mi compañera.
Me imagino su culo gritando que, por favor, paren de entrar en él, mientras ella le grita que quiere más, y más.
Me la imagino frotándose el clítoris para contrarrestar ese dolor insufrible que parece no acabar nunca.
Me la imagino con sus cabellos yendo y viniendo mientras su cara se estampa una y otra vez contra loa pared
Me la imagino frotando tan fuerte como yo. De rodillas, con la cara entre la almohada, mi mano se pierde muy abajo, pasando entre las piernas y subiendo y bajando a lo largo de mi raja de entrada. Las embestidas y locuras me llevan a ir más lejos de lo que pensaba.
Con las manos perdidas en tus bajos, recuerdas tu primer anal. Recuerdas la primera punzada de ...