1. La profesora del jardín


    Fecha: 14/06/2020, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Ian, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... diferente. Yo vestía una camisa de tirantes gris ya que resaltaba mi cuerpo y una sudadera mientras que ella lucia diferente, unos leggings blancos y un saco rojo. 
    
    - Qué haces acá? 
    - a Tomás se le perdió su cartuchera 
    - si la vi
    - y tu?
    - recuérdaselo del dinerillo? Pues hay más extra si ordeno todo esto...
    - pues fíjate que yo también necesito a alguien como tú?
    - Jaj por qué?
    - pues mira no más ese cuerpaso 
    
    Abrí la puerta forzándola. Nos miramos y ella me rodeó con sus brazos. Besaba mejor que mi ex, me pasaba sus manos por el pecho, la espalda, los brazos. Yo bajaba mis manos hasta su culo redondito. Se oían nuestras respiraciones. La levante del culo y ella se enrollo con sus piernas en mi cintura. Nos estábamos comiendo. La senté en una mesa adentro del salón mientras cerraba las cortinas y la puerta. Ella se quitó su saco y su sostén. Vaya senos. Fui directo a ellos mientras ella gemía suave y sentía sus uñas en mis brazos. 
    
    Era de noche, pero aun así ese lugar era un horno. Me quito la camisa y podía ver mis gotas de sudor resbalándose por mi abdomen. Se bajo los leggings, también tenía tatuajes en la pierna y eso me prendió. Me baje la sudadera quedándome en mis ...
    ... bóxers blancos. Su concha estaba depilada y húmeda. La hice gozar como nunca. Me controlaba la cabeza con la mano y la otra se aferraba a la mesa. Luego yo me senté en la mesa y ella me empezó a besar del pecho, bajando por mi abdomen y finalmente quitándome el bóxer. Mi pedazo de pene era venoso y buen grosor. Se lo metió todo a la boca.
    
    No demoro en sentarse en el y gemir como una vaquera. Saltaba como coneja mientras se apoyaba en mi pecho. Me besaba de vez en cuando con la lengua hasta el fondo. No resistí y me paré, la levante y les volvió a enrollar en mi cintura. Contra la pared le hacía unas embestidas bestiales y gruñia en su oído. Sentí como se corrio en sus piernas. Así que para rematar, la puse en la mesa y me puse una de sus piernas en el hombro. La embestía mientras ella me ayudaba con una mano en mi culo. Finalmente me corri adentro de ella súper fuerte, mi leche no paraba de salir y yo no paraba de gritar. 
    
    Nos vestimos y la ayude a ordenar el salón. Me dio la cartuchera y salimos del jardín.
    
    - Te acompaño a tu casa...
    - Muy amable, caballero y sabes que? Esta sola...
    
    Ya imaginaran donde pase la noche. Claro que tuve que ayudar a Tomas a hacer su tarea al día siguiente. 
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