1. Confesiones en la cama


    Fecha: 07/12/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: demoblan, Fuente: CuentoRelatos

    ... había puesto muy caliente.... y yo también…
    
    —Te has puesto muy cachonda cariño… aaahhh
    
    —Uhmmm…. ssiiiiiii….
    
    —¿es que quieres ponerme los cuernos de verdad?
    
    —¿y qué pasa si lo hago?, ¿te vas a enfadar?
    
    —En absoluto. Quiero que seas feliz…
    
    —aahhh... me estas tentando… como sigas así te voy a hacer cornudo... aaahhhh¡
    
    —¿Sí?, ¿y ya sabes con quien me pondrías los cuernos?
    
    Pilar dudó un momento, pero al final terminó contestando.
    
    —…. con un cerdo….
    
    —¿Con un cerdo?
    
    —Siii, quiero que sea un tío muy cerdo.... un guarro….
    
    —¿Por qué? —dije yo sorprendido ante su respuesta.
    
    —Quiero que me traten como una guarra… Que se aprovechen de mí, me utilicen, como una vulgar puta… aahhh... sigue, sigue, que me está gustando, aaahh.
    
    —Eso no lo esperaba de ti... oohhh que maravilla cielo, no pares.
    
    —¿Qué ocurre? ¿estás decepcionado?
    
    —Para nada… te prefiero puta antes que beata…
    
    —No quiero que me hagan el amor cariño…. ¡quiero que me follen!...
    
    —¿si?
    
    —Siiii
    
    —¿Quieres que te metan una buena polla?
    
    —siii
    
    —¿Una polla grande?
    
    —sii… una polla grande, gorda, venosa y jugosa… quiero tenerla en mi boca y sentirla dentro de mi coño….
    
    —¡Que puta eres cariño! .... me encanta….
    
    —…y que luego se corra encima de mí y bañe mi cuerpo con toda su leche…
    
    —oh, que guarra, ¿y has pensando en alguien que te gustaría follarte, cariño?
    
    Ahí mi mujer se lo pensó por un momento. No sé si es que no se atrevía a decírmelo. Sus tetas estaban ...
    ... grandes y duras como rocas. Su coño abierto y empapado a más no poder. Ella seguía encima de mí, alternando momentos de más calma con otros más apasionados y enérgicos. Mientras yo agarraba y acariciaba con fuerza su voluminoso culo, abriéndolo y jugando con uno de mis dedos alrededor de su ano.
    
    —Con Julián el carnicero… —se atrevió al final a decirme.
    
    Me quede sorprendido. Julián el carnicero era un cincuentón, divorciado desde hacía mucho tiempo, gordo y grasiento, con un gran bigote y el poco pelo que le quedaba engominado. No era un tipo precisamente atractivo, pero sí que era un auténtico cerdo. Era un baboso que no paraba de mirar a las clientas de arriba abajo, lanzándoles de vez en cuando algún comentario soez, que ellas se tomaban a broma. Eso sí, siempre andaba de putas. No había semana que no fallará. Incluso algunas veces se paseaba por el barrio con alguna de ellas.
    
    —¿Julián? ¿y por qué Julián?
    
    —Porque quiero que me trate como una de esas putas con las que va. Quiero que me folle… comerme su polla…. sentirla dentro de mi coño…
    
    —¿te pone cachonda?
    
    —Siii… mucho cariño.... me pone muy cachonda y caliente imaginármelo…. aaahhhhh
    
    —¿si? …. pues fóllatelo, amor…. Fóllatelo.
    
    —si…. ¡me lo voy a follar! .... ¡me lo voy a follar! .... ssiiii… ¡aaahhhhh!!!.... ¡me corro!
    
    —¡aaahhh¡¡ …. yo también…
    
    Los espasmos que nos entraron a los dos después de sendos orgasmos fueron brutales. Hacía muchísimo tiempo que no sentíamos algo así. Quedamos los dos ...