1. Confesiones en la cama


    Fecha: 07/12/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: demoblan, Fuente: CuentoRelatos

    ... tumbados y exhaustos en la cama.
    
    —¡Que polvazo! —dije
    
    —siiii, hacía mucho tiempo que no sentía algo así, amor mío.
    
    —desde luego. Tenemos que repetirlo
    
    —Oye, por supuesto, todo lo que hemos dicho, ha sido fruto de la calentura.
    
    —Claro, claro. Aunque si quieres, yo te puedo tratar como una puta…
    
    —ja ja, venga cielo. Soy tu esposa ejemplar y la madre de tus hijos. Para tratar a una mujer como una verdadera puta, primero hay que ir de putas, y no es tu caso cielo....
    
    En eso tenía toda la razón del mundo y tenía que dársela, porque yo jamás había contratado los servicios de una profesional.
    
    —Sí, pero, ¿lo que me has contado de Julián es cierto?
    
    —¿Y que si lo fuera? ¿tú nunca tienes fantasías?
    
    —Sí, claro que las tengo.
    
    —¿Pues entonces?
    
    —No nada, preguntaba sólo por curiosidad.
    
    —¿Y tú?, lo que me has dicho de que no te importaría que me acostara con otros ¿es cierto?
    
    —Bueno sí, ¿por qué no? Supongo que, si te apeteciera mucho, y bueno, solo se vive una vez…
    
    —Vaya, vaya, me dejas sorprendida. Pues yo no te dejaría que te acostaras con otras…
    
    —Vale, me ha quedado claro. No tenía la intención.
    
    —Más te vale. Puede que a ti no te importe compartir estas tetas con otros, pero esta polla ...
    ... es solo mía, ¿te enteras? —me dijo agarrándome con fuerza mí ya flácido pene.
    
    —Por supuesto que sí. Me ha quedado totalmente claro.
    
    —Me alegro. Así me gusta. Anda vamos a dormir que ya es muy tarde.
    
    —Buenas noches cariño.
    
    —Buenas noches mi amor.
    
    Al día siguiente, todo iba sobre ruedas. Estábamos mucho más relajados y felices. Yo la veía más guapa que nunca.
    
    Pero un par de días después me dejo boquiabierto. Ella siempre vestía de una forma más o menos informal, pero sin llamar la atención, pero aquel día su estilo cambió radicalmente. Llevaba puesta una falda de tubo, que le marcaba espectacularmente su abultado trasero. Además, se había puesto un sujetador que le realzaba más aún su abundante pecho, y una camiseta ajustada, con un gran escote que dejaba ver buena parte de sus tetas, sobre todo cuando se agachaba. Me sorprendió porque a ella no le gustaba vestir ajustada. Decía que se veía gorda, aunque realmente no lo estaba, y no quería ir marcando. Pero parece que ese día no le importaba.
    
    —¿dónde vas? —le pregunté.
    
    —A la carnicería de Julián…
    
    Y se marchó contoneando su hermoso culo, mientras yo me quedé preguntándome durante cuánto tiempo más ese culo seguiría siendo solo mío.
    
    [email protected] 
«123»