La reeducación de Areana (16)
Fecha: 07/12/2017,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
Las despabiló a rebencazos, pero sólo para quitarles las esposas y obligarlas a tragar un somnífero que las haría dormir hasta el momento de tener que prepararlas para las visitas. Luego tomó una pastilla ella también y así pudo dormir hasta las dos de la tarde, cuando se dirigió al cuarto donde estaban madre e hija. Al er
Al entrar Milena, ambas comenzaban a dar señales de que la bruma del sueño estaba despejándose en sus cerebros. La joven terminó de reanimarlas a rebencazos y a los pocos golpes Eva y Areana saltaron de la cama, asustadas. Milena las arreó hasta el baño, hizo duchar y lavar la cabeza primero a Eva y después a su hija, que debieron secarse mutuamente con un gran toallón blanco. Mientras lo hacían era notoria la excitación que aquello les causaba. Milena notaba cómo se miraban y respiraban con fuerza por la boca.
-Estan ardiendo, ¿eh, putas?. A las visitas les va a encantar ese ardor. Ahora basta, terminen de secarse. –ordenó y de inmediato las condujo de regreso al cuarto de Eva, donde les dijo luego de hacerlas arrodillar ante ella:
-Escuchen bien, putas de mierda. Dentro de media hora llega la primera visita. Es una señora de cincuenta y un años llamada Constanza. –y les dio instrucciones precisas respecto de cómo debían recibirla.
La visita llegó puntualmente a las tres de la tarde y Milena, vestida con una musculosa blanca y minishort negro, bajó a franquearle la entrada al edificio. La señora Constanza la envolvió en una mirada lenta y ...
... lasciva que no desagradó a la joven y le preguntó: -¿Sos la hija?
-No… -contestó Milena devolviéndole la mirada. –Soy la carcelera. Sígame, por favor.
-Mmmmhhhhhhhh, la carcelera, suena muy excitante. –dijo la señora mientras ambas caminaban hacia el ascensor.
-¿Le va ese juego? –quiso saber Milena.
-¿Se lo puede jugar?
-Con el único límite de no lastimarlas.
-¿Hay elementos?
-Un rebenque, esposas, mordazas de bola.
-Muy interesante. –concluyó la señora Constanza mientras subían en el ascensor y la visitante no dejaba de mirar
codiciosamente a Milena.
Cuando entraron al departamento Eva y su hija aguardaban en el living tal como les había sido ordenado: de pie, con las piernas bien abiertas, la cabeza gacha y las manos en la nuca.
-Ay, ay, ay, qué buenos ejemplares. –dictaminó la visitante.
-En cuatro patas, putas, y a seguirnos. –ordenó Milena y se dirigió al cuarto de Eva, con ambas esclavas y la señora Constanza detrás de ella.
Una vez en la habitación Milena dijo:
-Ya le traigo los juguetes, señora. –y estaba por retirarse cuando la visitante la detuvo:
-Esperá, me gustás mucho. ¿Podemos arreglar algo?
Milena recordaba que Amalia la había autorizado a relacionarse sexualmente con las visitas, pero le gustaba sentirse sometida a la autoridad de su dueña y entonces respondió:
-No por mi cuenta, pero consulto y le contesto.
-¿A quien tenés que consultar, perrita?
-No sea tan curiosa, mami. Antes de irse me da su teléfono y ...