Un inolvidable dia con Mario - Relatos Eróticos

Un inolvidable dia con Mario

... su pene y el mío, se refregaban con mucha pasión y excitación, sus dedos empezaron a explorar mi orificio anal y aporte con una mejor posición para qué logre el objetivo.
Luego de introducirme sus dedos en mi culito, me fui acomodando de manera tal que su pene estaba en su totalidad dentro de mi boca, lo chupaba con mucho amor, sentía que me llegaba hasta la garganta, con mi mano derecha acariciaba sus hermosos testículos que se sentía estaban llenos de semen, se incorporó sacando su pene de mi  boca, me dio un gran beso y me pedido que me ponga en cuatro, para sentir de inmediato que su pene estaba en la entrada de  mi orificio, el mismo que estaba totalmente dilatado y no ofrecía resistencia al ingreso de su precioso pene en mi orificio que sentía complacido y lleno de amor.
Su pene estaba en lo más profundo de mi orificio, lo sentía  casi en mi garganta y empezó a bombear suavemente hasta incrementar el ritmo, produciendo una sensación increíble dentro de mí, acompañado de una calorcito delicioso que me quemaba mis entrañas, su testículos golpeaban mis glúteos aunque los hubiese preferido que estén dentro de mi orificio, porque su pene se movía con un ritmo desenfrenado llevándome al paraíso.
Mi pene solitario y abandonado, sintió que una de sus manos se apodero para empezar a masturbarme, yo ...

... quería que me perforé al máximo y me habría gustado tener a alguien más para devórale su pene con mi boca, pero solo estábamos los dos y tena que disfrutar al máximo, luego de un largo tiempo que me perforaba mi culito, sentí que ha no podía más, que estaba a punto de eyacular y el manifesté a Mario, quien solo hizo su última estocada para poner la cabeza de su pene en el fondo de mí, sintiendo que un chorro de leche me invadía mis entrañas, al tiempo que tenía yo la mayor eyaculación posible y en sus manos,  le pedí que no se mueva más, no quería que se salga de mi culito su pene, pero luego de unos minutos se puso flácido y se salió de mi oficio, que expulsaba suavemente parte del semen que me había llenado Mario.
Me abrazo y beso para decirme que desde hace mucho tiempo había sonado con este momento y que en más de una oportunidad se había masturbado pensando en mí, que se sentí feliz, así que nos bañamos desnudos y luego de secar nuestros cuerpos, nos quedamos desnudos dentro de casa, es fácil imaginar el resto de la tarde y hasta altas horas de la noche lo que sucedo entre nosotros, solo puedo decir que hoy a más de 10 horas de haber finalizado nuestra luna de miel, mi culito esta adolorido, pero me siento feliz y deseo de corazón que volvamos estar juntos y hacer el amor como solo los dos lo hicimos.