El cuñado (Parte 1)
Fecha: 08/12/2017,
Categorías:
Gays
Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues
... pensé que, a lo mejor, yo lo hacía terrible. Pero dejé de pensarlo cuando un cosquilleo recorrió mi culo y mis huevitos. Subió sintiéndose intenso por el tronco de mi pene y explotó en el glande. Una pequeña gota de aspecto baboso se deslizó desde mi glande. Pero la intensidad del orgasmo fue la suficiente para dejarme knock-out. Por breves segundos olvidé cómo se respiraba. Mi corazón saltó como si se le hubiese olvidado la forma en que la debería palpitar. Mis ojos se nublaron y chillé como un gato al ser atropellado. Gemí con tal satisfacción y agudeza que pareció casi femenino. Y me asusté. Fue tan intenso como desesperante e incontrolable. Pero Robert continuaba embistiéndome. Me giró para verme cara a cara. Pellizcó mis tetillas rosadas y pequeñas. -Te corriste sólo por tener mi polla en tu culo –dijo con satisfacción-. Naciste para esto. Me taladró con rabia. Mi cabeza no funcionaba bien. Después de ese orgasmo había entrado en cortocircuito. De pronto sus embestidas se hicieron largas y a tope. Llegaba a deslizarme en la cama de lo fuerte que embestía. A continuación gruñó de forma ronca y animal, mientras apretaba mis muslos con fuerza y cerraba sus ojos. Salió de mi cuerpo mientras aún temblaba y respiraba de forma irregular. Una capa de sudor cubría su rostro. Sentí un “plop” cuando su verga salió, y a continuación sentí caer un líquido caliente y viscoso por mi espalda. Su pene colgaba morcillón, su glande estaba de un rojo intenso, y manchas de sangre y de un ...
... líquido viscoso decoraban su tronco. Dejó mis piernas sobre la cama y se alejó al baño. Llevé mi mano hasta mi culo y me sorprendí al sentirlo tan abierto, sensible y húmedo. Pero me sorprendió más comprobar que había sangre. Me asusté. -Perdón –le dije cuando lo vi entrar. -Tranquilo, bebé –dijo trayendo consigo un poco de papel y un frasco de crema-. Es absolutamente normal. Sucede la primera vez. -Me duele –logré decir. -Creo que fui muy rudo –me acarició la mejilla. Las sentía arder-. Pero te gustó, ¿verdad? -Sí –respondí. Aunque lo hubiese gritado, porque, después de todo, había sido una experiencia de otro planeta-. ¿Y tú? -¿Yo? –rio. -¿Es un “no”? –de alguna forma me sentí decepcionado. -¿Bromeas? –preguntó-. Fue la experiencia más deliciosa que he tenido. Jamás alguien se había entregado así, como tú. Eres alucinante, bebé. Eres perfecto. Tu culo nació para ser penetrado. Naciste para ser usado así. Déjame ser quién lo haga. Te prometo que, a medida que te vaya entrenando, cada vez será menos doloroso y más placentero. ¿Me lo permites? -Sí –me sonrió y me besó la frente. -Limpiaré mi leche de tu culo y te pondré esta crema para que el dolor pase –informó. Toda su expresión cambió. Volvía a ser tierno y amable. La sombra de la lujuria se borró de sus ojos-. Mañana amanecerás mejor. Me limpió con amabilidad. Luego, embarró dos de sus dedos con esa crema, y la introdujo en mi culo. Ardió. Mucho. Mis ojos se humedecieron. Pero, al cabo de unos segundos, comencé a sentirme ...