1. El cuñado (Parte 1)


    Fecha: 08/12/2017, Categorías: Gays Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues

    Cuando uno es niño tiende a confundir los sentimientos o las sensaciones. A veces, una simple amistad puede ser vista como un amorío. Muchas veces, es propiciada por los mismos padres que cuando comienzas a ir al jardín te hacen el típico comentario de: “¿Ya tienes novia?” o "¿Qué compañerita te gusta?", cuando aún no te sabes limpiar bien la nariz. A veces son esos los comentarios que distorsionan las relaciones. Les meten a los niños ideas que no van acorde a sus pensamientos infantiles, y después se quejan de que a los 14 ya exístan niñas embarazadas. En mi caso no fue exactamente así. Pero empezó como una idea implantada por mi cuñado. Convirtió mi confusión a su favor y sucedieron algunas cosas. No es un hecho aislado, de hecho es la técnica preferida para llegar a los niños. Comienza con pequeños regalos, una amistad inocente, y terminan en situaciones de estricto secreto. Siempre hay un detonante, una pista que da la señal de que se puede continuar. Pero, antes de continuar, es necesario contar el inicio. Todo empezó con flores misteriosas que llegaban a la casa. Por cerca de dos meses llegaron, semanalmente, racimos de bellas flores para mi hermana mayor. No se sabía quién las enviaba y mi hermana estaba desesperada de ansiedad por saber. Ya habíamos hecho un estudio de todos los posibles pretendientes, pero ninguno daba alguna señal de que fuera así. -A lo mejor es Mariana –dijo Bernardo, mi hermano-. Tiene cara de que le gustan las mujeres. -Ay, no seas tonto –le ...
    ... dijo mi hermana dándole una mirada molesta-. Esto es algo serio. -Deja las cosas así –comenzó mi mamá-. Tarde o temprano dirá quién es. No creo que siga con este juego para siempre. -A mí no me gusta mucho todo este jueguito del amigo secreto –se quejó mi papá-. Quizás sea un depravado. -No le metas miedo –le reprendió mi mamá-. No creo que sea así. Sólo son regalos. Ninguna nota ni nada. Además, si fuese un loco, ya habría intentado algo. Al mes siguiente, y después de muchos días de especulación, sucedió algo que al fin terminaba con el misterio. Mi hermana llegó del trabajo con un gran ramo de flores y con las mejillas sonrojadas. Apenas puso un pie en la casa, gritó que ya sabía quién era el sujeto que enviaba las flores. -Era Robert –dijo cuando se sentó en el sofá. -¿Don Robert? ¿Tu jefe? –preguntó mamá incrédula. -Sí. No lo puedo creer –estaba sonrojada pero contrariada-. Jamás pensé que sería él. -¿Qué pasó? ¿Qué te dijo? ¡Necesito que me lo cuentes todo! –gritaba mi hermano desesperado por las noticias. -Yo estaba en mi oficina –comenzó-. Y, de la nada, vi en la puerta este ramo de flores. Di un salto del susto, y luego escuché una risa. Una cabeza se asomó por el costado y vi unos ojos color miel sonriendo. Me quedé de piedra. -¡Qué romántico! –exclamó mi mamá. -¡Que cursi! –exclamaron mi padre y mi hermano al unísono. -Fue tierno –dije yo. -Fue extraño. Nunca dio alguna señal de que le atrajera o algo. Pero me dijo que tenía miedo de decirlo. Dijo que pensó que, ...
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