1. MI HERMOSA FONTANERÍA


    Fecha: 10/12/2017, Categorías: Hetero Autor: mayabraun, Fuente: RelatosEróticos

    ... postura por más tiempo. En un pispás se quitó toda la ropa y quedó frente a mí, desnudo, como un Adonis moderno, con su rabazo tieso apuntándome. Yo ya era puro fuego. Se acercó a mí, me agarró firme de la cintura y me susurró al oído: “ Me has puesto todo loco. Te voy a partir en dos “. Me temblaron las piernas. Nos comimos la boca, salvajemente, durante largo rato. Nuestras lenguas jugaban sin freno. Me acariciaba la espalda, mordisqueaba mi cuello, me sobaba el culo. Y yo hacía lo propio. Notaba su polla dura en el vientre durante el delirante refrote. Me moría por albergarla dentro. Como si fuera una pluma, me levantó por las caderas y me posó delicadamente sobre la lavadora. Reposé mi espalda en la pared, arqueé las piernas y me dejé hacer. Me acariciaba las tetas con esas rudas manos que me hacían ver las estrellas. Le encantaban. Chupaba mis pezones como si no hubiera más alimento en la Tierra. Lamió todo mi cuerpo, desde las orejas hasta los muslos. De vez en cuando subía hasta mí y nos besábamos con fruición. Dios, qué placer. Creía que me iba a dar algo. Para rematarlo, colocó mis piernas sobre sus hombros y se dispuso a comerme el coño. Abrió los labios con las yemas de los dedos y comenzó a besarlos lentamente, a lamerlos, a pellizcarlos con los labios. Oh, Señor, me estaba matando de gusto. La punta de su lengua era un molinillo desenfrenado, que recorría todos los rincones de mi sexo: en círculos, cambiando de sentido, a profundos lametones. ” Por favor, no ...
    ... pares. ¡ Oh, sí, así ! ”. Mi coño se hizo agua. Un suave soplido sobre él me convulsionó entera. Vaya con el fontanero, él también sabía hacerlo con la boca. Se lo hice saber. Creo que eso lo espoleó aún más. Tomó mi clítoris entre sus labios. Lo saboreó como si de un delicioso caramelo se tratara. Grité, gozosa. Sentí como me metía dos dedos, lubricados por mis propios jugos, mientras seguía estimulando el clítores con la lengua. Dentro, fuera, dentro, fuera. ¡Me muero, no quiero que acabe!. El Cielo existe y está aquí mismo. Él buscó mi mirada. Mis ojos lo decían todo. Le ponía a mil verme gozar. Yo ya no pude más. Una explosión de placer arrasó todo mi ser, y me corrí sin remedio. Marcos se acercó y nos besamos intensamente. Su boca sabía a mí. Y su piel sudorosa se fundía con la mía. Estaba preparada. Esto no había hecho más que empezar.
    
    - ¡Fóllame!.- Pedí, lujuriosa, lamiendo sus dedos impregnados con mi esencia. - - ¡Te voy a a dar polla hasta reventar!.- Exclamó.
    
    Y así fue. Me tomó por las caderas, acomodó mi pierna sobre su torso y, apretándome contra sí, me penetró con la misma facilidad que un cuchillo se hunde en el queso fresco. Primero la punta, despacito, abriéndose paso en mi acogedora carne. Y poco a poco, su polla entró hasta el fondo, hasta que la sentí toda dentro de mí. Ambos gemimos al unísono. Su grosor me llenaba entera. Cada centímetro me colmaba. Comenzó a follarme con rítmicas embestidas. Acariciaba y lamía mi pierna entre gemidos y exclamaciones. ...
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