Cunnilingus a Melina, la pendeja
Fecha: 13/12/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: dandar, Fuente: CuentoRelatos
... hacia el ombligo, mientras mis manos se apoderaron de las tetas.
Al notar que los pezones estaban como piedras, ascendí y alternativamente los comí y chupé.
- ¡Hijo de puta!, ¡sos un genio!, ya me hiciste mojar! –exclamó.
Mi mano izquierda bajó hasta la vagina, encontrándola enchastrada y caliente. Es lo que esperaba. Fui allí, lamiendo los sabrosos labios vaginales, metiéndomelos dentro de mi boca, metiendo y sacando mi lengua, degustando los abundantes juguitos. La pendeja se retorció, chilló, puteó.
Al rozar su clítoris, duro, palpitante, Melina lanzó un grito agudo. Me separé un momento y dije:
- ¿Querés que siga?
- ¡Si!, ¡es hermoso lo que me hacés!
- Entonces, decime que sos mi putita, mi perrita, que soy el dueño de tu papo… -reclamé.
- ¡Seguí macho mío!; soy tu perra, puta, esta concha de trola es tuya!
Regresé a su botón, hundo mi cara, lamo en todas direcciones, mientras levanto su cadera y meto dos dedos en el culito, también mojado. Ella gritó retorciéndose de placer.
Mi boca se abrió, abarcando toda su vulva, y mi lengua jugó en círculos en los ardientes labios vaginales, hasta que la metí dentro del agujero. Y explotó.
Agitada, ...
... desbocada, Melina comenzó a gozar sucesivos orgasmos. Alcancé a contarle seis, pues la profusión de sus jugos de hembrita empezaron a atragantarme.
Me aparté un momento. Las pausas son necesarias. Agitada, bajaste tus dedos a la concha. Entonces regresé. Mi cara, lengua, dedos acariciaron en círculos su vagina y clítoris. Apretó mi cabeza con sus sabrosas piernas y nuevamente quedé inundado con sus acabadas.
Su cara de placer era un poema.
Quiere más
Minutos después, me levanté, dándole la espalda a Melina, y bebí el tequila aguado.
- A ver, date vuelta; quiero mirarte… -pidió la pendeja.
Acaté su pedido, y le pregunté:
- ¿Te sacaste las dudas que tenías?
- ¡Del mejor modo!; pero vos no acabaste…
- Acabo cuando yo decido…
- ¿Querés que te la coma y acabar en mi boca?
- Enseguida, ahora no… Lo que quiero es mirarte desnuda, moviéndote delante de mí…
- Es lo menos que puedo hacer por vos…
Poco después, Melina expresó:
- Sonia me contó que cuando la hacías acabar comiéndole su concha, te pedía que le clavés la pija en el culo. Y que seguía acabando…
- ¿También querés por atrás?
- ¡Deseo ese pedazote en mi orto! Pero llename de leche…
CONTINÚA…