Mamá, amiga, y amante - Relatos Eróticos

Mamá, amiga, y amante

... los ojos y gemía de placer, luego de unos minutos ya se me había puesto dura nuevamente, ella al observarlo se puso feliz, se notaba que era el momento más erótico y de excitación que había vivido en años, yo no quería que termine ese momento así que empecé a besarla en la boca con pasión y frenéticamente,  ella entregada por completo comenzó a besarme como una amante extasiada, los dos completamente desnudos y solos en la cocina, con la pija completamente dura de nuevo fuimos hasta el living, nos sentamos en el sillón , ella empezó a pararme nuevamente y tan solo con una mirada y una caricia se movió para subirse arriba mío enterrándose mi verga para cabalgar, la veía plena y radiante con una alegría que jamás la había visto expresar, yo para esta a la altura de la situación y satisfacerla la agarraba de la cintura para presionarla contra mi pija y que la sienta aun mas, le apretaba y besaba las tetas, para luego besarla en la boca como una pareja de amantes, su calentura fue tanta que se empezó a mojar gritando y gimiendo de placer al tiempo que mi verga empezó a llenarla su interior de leche, me balance sobre sus tetas besándolas, chupándolas y mordisqueándolas mientras ella acababa, cuando terminamos se levantó y me dijo que ...

... estaba mal, que no podíamos hacer eso por ser madre e hijo, yo me levanté y la abracé,  le dije que si no quería no volvería a pasar nunca si ella no quería, pero que si era nuestro secreto y nadie se enteraba no hacíamos daño a nadie, yo no sabia como seguiría la situación y tampoco quería presionarla para que no se enojara o sintiera mal, fue a bañarse, yo me fui a mi habitación a vestirme sin poder creer lo que había sucedido, cuando escuché la puerta del baño abrirse salí de mi habitación y ahí estaba ella solo cubierta con una bombacha blanca de algodón, me miró sorprendida y me dijo…
-	No le vayas a contar a nadie, ni a decir nada a tu padre
-	Si no querés que diga nada… sácate la bombacha ma ( le dije riéndome y demostrándole que no habría ningún problema)
Ella se río y me dijo que vayamos a su pieza ya a acostarnos, que si quería yo se la quitara ahí. Desde ese día nuestra relación se consolidó más  y ya no era de complicidad cuando estábamos solos, sino de amantes, deseábamos quedarnos solos para poder dar rienda suelta a nuestro secreto, me seguí pasando a su cama cuando no estaba mi padre, ahora no la espiaba, sino que nos bañamos juntos, y si mi padre se iba a pescar teníamos todo el tiempo para coger por toda la casa.