1. 4 – 128 1960: Noviembre


    Fecha: 10/08/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: S. Jackson, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... de Luis, esa noche era para dos, sólo para dos, le había dicho, se quedaba a dormir con él, lo estaba penetrando, se dejaba, sentía ese pene de treinta siete años que entraba y salía de su trasero velludo, veinte años los separaban en edades, pero eso no cuenta cuando se trata de hacer el amor, Luis jadeaba y pujaba haciendo que todo el pene esté dentro, gustaba con penetrarle, le decía que era el hoyito más lindo que había probado, que como ese no había otro igual, de pronto, que el semen queda dentro, Luis respira hondo ante su respiración agitada, Luis se pasa los dedos por el ano liberando el pene que lo penetraba, vio en su dedo restos de excremento y semen, le había dado sexo fuerte, es que ya varas semanas que no habían tenido encuentros, los negocios decía Luis, los negocios, ahora tenía tiempo para su amante Renzo Orestes, estaban más juntos pues él era ahora su asistente, igual que Melquiades lo era para Nicolás, una especie de asistentes más cercanos en actividad de lo esperado, en fin, estaban amándose de la manera en la que les gustaba, se miraban los penes unido frotándose los troncos y esos pelos d color contrastantes entre castaño y negro, la edad se notaba en la piel de ambos penes, ambos venosos, se miraban a la cara riéndose de lo que veían a sus penes, ahora Luis se encorvó en el cama, esperaba el sutil paso del dedo con crema en su hoyito, luego se la pasó en su pene para posteriormente proceder a penetrarlo así suavemente, tenía ese deseo hace tiempo, ...
    ... Renzo Orestes era ahora su amante oficial, aquel joven de diecisiete años tenía la vitalidad con la que a Luis lo hacía sentir, lo hacía vibrar y como en este caso lo hacía pedir más y más, en su casa estaba la acción, le gustaba así encorado que lo sometiese Renzo Orestes, así de pronto el semen quedaba en las entrañas del ano de Luis Izaguirre, allí quedaron los dos cuerpos de cara al techo, tocándose el pene del uno y del otro, frotándolo con sus manos, mirándose alegremente, mirándose con la seguridad de haberlo hecho bien, con la seguridad de que el uno le pertenece al otro, se miraban cómo agitaban el pene respectivo, así abrazaditos quedaron dormidos, el ronquido de Luis hizo que Renzo Orestes despertase, lentamente se separó del cuerpo de su amante, se asomó a la ventana, vio a un indigente caminar a esas horas de la madrugada, parecía un demente que agitaba un cuchillo brilloso, iba acompañado de un perro, deslizó las cortinas, bajó a beber agua, sació su sed con dos vasos, el ruido del indigente se escuchaba cerca, profería blasfemias y lenguaje coloquial así como ciertas frases soeces impublicables, vio por la ventana más cerca a ese hombre que se sentaba arrimado al muro a su lado estaba su perro, agitaba ese brilloso cuchillo que se notaba a luz de luna, deslizó la cortina, Renzo Orestes pensó que la vida continuaba, subió las escaleras y ya acostado junto a su amante protector ya no se escuchaba a aquel hombre, miró el rostro de Luis, sonrió, se quedó dormido, ...