Mi comadre Mati - Relatos Eróticos

Mi comadre Mati

... platos a la cocina para lavarlos, me levanté para ayudarle, pasé por atrás de ella para abrir la ventanilla que daba hacia afuera, rozando por un momento sus nalgas. Terminamos de lavar los platos y regresamos a la sala, “se antoja una siesta ¿verdad?”, “si, ¿quieres?”, “¿cómo crees?, me da pena”, “pena ¿porqué? Yo si lo hago cuando como aquí, mira, te acomodas en la cama y yo aquí, unos 15 minutos ¿qué te parece?”, “ay si, y luego llegamos con la ropa arrugada a la oficina ¿no?”, “por eso no te preocupes, te presto un pijama”, después de insistir aceptó, la llevé a mi cuarto, le di un pijama que rechazó porque estaba muy grande así que saqué una camiseta y se la di.

Salí del cuarto y dejé la puerta entreabierta, me acomodé en el sillón y observé, reflejada en el espejo como se quitaba la ropa, sólo se dejó las medias, tenía un cuerpo de ensueño, era una delicia verla acomodarse las bragas, sacarlas de sus nalgas, acomodar sus pechos en el bra, cuando se acostó se dio cuenta que la puerta estaba entreabierta y se levantó a cerrarla.

No pude hacer siesta, 20 minutos después fui a tocarle “adelante”, me respondió, abrí la puerta y ya estaba vestida, “nos vamos”, “si”, se sentó en la cama para calzarse los zapatos, cruzó una pierna sobre la otra mostrándome la piel encima de las medias, me paré frente a ella, alzó la vista, la tomé de los brazos y le ayudé a levantarse, la besé y me respondió, le quité el saco, recorrí su espalda con las manos, llegaron a sus nalgas, ...

... alce la falda y toqué su piel encima de las medias, abrió las piernas un poco y pude sentir su concha y sus nalgas, subí las manos para sentirlas completas, abriéndolas, pasando la mano en medio de ellas, tocando su concha, jugando un dedo en ella, apretando, soltando, la acosté en la cama, me saqué la verga, subí sus piernas a mis brazos, hice a un lado las bragas y le puse la verga en la entrada del coño, empujé un poco, la metí, estaba húmeda y cálida, cerró los ojos, empezó a gemir, tome sus nalgas con las manos levantándolo un poco, aceleré los movimientos, se vino aumentando sus gemidos, e inmediatamente me vine dentro de ella, esperando hasta vaciarme, acariciando sus nalgas.

Me salí de ella, se levantó y fue corriendo al baño, regresó “no estoy tomando nada” me dijo, “no pasa nada, ven”, “¿y si pasa”, “ya veremos, ven aquí”, la abracé volví a besarla, desabroché su blusa, se la saqué, bajé el bra y me prendí a sus pezones, le bajé la falda acariciando sus nalgas, me saqué la camisa, el pantalón y el bóxer, dejándolos en el piso, mi verga estaba al 100, “ya no”, me dijo con voz ronca de excitación, “lo hacemos sin riesgo”, “¿cómo?”, “ahorita te enseño”. Le bajé las bragas, puse una mano en medio de sus nalgas, coloqué un dedo en la entrada de su culo y empujé un poco “¿así?”, “ajá”, abrió las piernas dejando entra más y más el dedo, gimiendo cada vez más fuerte.

La coloqué hincada en la orilla de la cama, se veía esplendorosa, su culo y su coño se abrían y se ...