1. El esclavo romano IV


    Fecha: 27/08/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Máximus, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Lo tenía tumbado a mi lado. Los dos estábamos en el suelo bastante exhaustos de las breves pero intensas sesiones de sexo. Mi verga por fin ya no estaba parada. Estaba por fin dormida descansando sobre mi vientre, y mis huevos se sentían mucho más ligeros. Habían sido tres corridas seguidas, y las tres se las había echado a Skýlos en el interior de su culito adolorido.
    Es que era imposible no correrse con ese culo que se cargaba. Jamás en toda mi vida había sentido tanto placer como en el interior de un joven macho. 
    
    (Primera Parte: https://relatoseroticos-club.com/42563_el-esclavo-romano)
    (Segunda parte: https://relatoseroticos-club.com/43657_el-esclavo-romano-ii)
    (Tercera Parte: https://relatoseroticos-club.com/43723_el-esclavo-romano-iii)
    
    Mi verga me dolía un poco por las apretadas que mi esclavo se aventaba. Y su esfínter anal apretaba como anillo de hierro haciendo que las metidas y las sacadas dolieran un poco. Miré mi verga y vi mi cabecita enrojecida y cubierta de baba. Había salido limpia de la cola del niño, aunque se notaba un poco de suciedad fecal. Por haber entrado tan profundo. 
    Me giré para ver al muchacho. El no se movía y se mantenía acostado boca arriba. Con algunas lágrimas gordas corriendo por sus mejillas. Estaba mirando el techo y por primera vez no le vi un rostro de odio y furia, parecía más bien como rendido. Había perdido. 
    Estiré mi mano y toqué con la punta de mis dedos su pecho que subía y bajaba en grandes bocanadas. Mi índice se ...
    ... paseó por uno de sus pezones. Le di vueltas alrededor de la aureola y movía arriba y abajo mi dedo en su pezoncito parado. 
    Pasé mis dedos por sus labios carnosos y metí un poco los dedos en su boca. Luego bajé lentamente por todo su cuerpo hasta llegar a su vello púbico adolescente. Me puse a peinar y rascar esa zona como si fuera la cabeza de un perrito. Skýlos seguía sin moverse. Luego agarré con toda mi mano su paquete completo: verga y huevos. Y así me quedé mucho tiempo. Sin soltarlo. 
    -Tengo ganas de cagar…
    Dijo de pronto Skýlos luego que dejó de llorar en silencio. 
    Me puse de pie y busqué una bacinica que guardaba bajo la cama. La coloqué en medio de la habitación y le dije:
    -Tendrás el honor de cagar como hombre, y no como perro. Y más honor aún en cagar en mi bacinica y no en la de mis sirvientes. 
    Skýlos se levantó, tambaleándose. Ya no se preocupaba por taparse sus partes nobles. Ya le valía. 
    Caminó hasta ponerse en cuclillas en la bacinica. No le importaba tampoco que yo estuviera presente. Y como no le importaba pues yo aproveché y me quedé de espectador. 
    Me acosté en a ras del suelo, y me puse muy cerca de mi esclavo para ver cómo vaciaba el dompe de mecos. Tenía yo una vista hermosa de sus nalgas blanquitas, su culito peludo enrojecido y húmedo, sus huevos colgando y su verga flácida. Acerqué mis manos a sus nalgas y lo levanté un poco, mientras le abría un poco más el agujero. Esto para tener mejor vista del espectáculo. 
    El muchacho soltó un pedo ...
«123»