1. Me convertí en la puta de la cárcel para sobrevivir 2


    Fecha: 29/08/2020, Categorías: Lesbianas Tus Relatos Autor: Tu_Nicolette, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Hace unos días les conté cómo me volví la puta de la cárcel para sobrevivir y que al final no me fue tan mal, hoy les voy a contar cómo seduje a la esposa del director de la cárcel. 
    Todo comenzó un día en que el director de la cárcel me pidió que fuera a verlo a su oficina. Le habían llegado los rumores de mi "trabajo" dentro de prisión y quería comprobar si era cierto. Al principio no sabía cómo preguntarme, estaba tan nervioso ese hombre tan formal y elegante, pues a pesar de que no tenía el trabajo más glamuroso del mundo intentaba aparentar que era un caballero. Por fin me molestó su indecisión, lo miré y le dije:
    –Mire, señor director, usted me mandó a llamar porque ya le fueron con el chisme de que soy la puta de la cárcel. 
    El director se puso colorado, se acercó a cerrar la puerta –que hasta entonces había estado abierta– y me respondió:
    –Señorita Claudia, yo...
    Me levanté muy provocativa y me acerqué a él. –Oh, vamos, señor director ¿a poco no le gusto? 
    Me acerqué a besarle el cuello, el director se erizó y vi cómo estaba empezando a tener una erección. Besé su oreja y le susurré: "por supuesto que usted tendría a esta puta gratis". Bajé mi mano hasta su verga que apreté ligeramente. Me agaché, desabroché el pantalón y estaba a punto de empezar a mamársela cuando se levantó de golpe, sudando y excitado.
    –¡No voy a tolerar esto en mi cárcel, váyase de aquí! 
    Me levanté y vi cómo el luchaba porque me fuera, sabía que si me acercaba a él lo convencería, pero ...
    ... tampoco tenía muchas ganas de insistir, así que decidí irme.
    
    Cuando le conté esto a Olga ella se rió y me dijo que el director se estaba haciendo pendejo, le gustaba decir que era un ejemplo de moral y por ello no había aceptado mis " servicio".
    –Mira, güerita, tú deberías hablar con su esposa. Va a venir en unos días a un evento que tenemos aquí, aprovecha y convéncencela como tú sabes –dijo mientras se reía.
    Agradecí el consejo y estaba a punto de irme cuando me dijo Olga 
    –¿A dónde vas güerita? Los consejos no son gratis. Aquí ya sabes que todo cuesta. –se rió de nuevo y abrió sus piernas. Me acerqué a comerle el coño como todos los días hasta que se corrió y me dijo: 
    –Hazle lo mismo a la señora, seguro la convences, puta.
    
    A los pocos días íbamos a tener la inauguración de un club de teatro, propuesta de una chica de servicio social –a la que obvio también atendí – y todas las autoridades estaba ahí. A mí me habían invitado a hacer una aparición especial de diosa griega, usaba una túnica blanca y me la puse sin ropa interior por lo que se transparentaba. Todo sea por el arte. 
    En la obra, miré continuamente al director y noté como se esforzaba por mostrarse incómodo cuando en realidad estaba excitado de ver mis pezones marcarse en la túnica y mi coño a nada de salirse de la tela blanca.
    Al finalizar la obra hubo un pequeño convivio. La esposa del director se ofreció a ayudar a servir la comida y yo me esforcé por ayudarla. En algún momento tenía que ir a buscar ...
«12»