Aprendiz de sumisa (2)
Fecha: 16/12/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: GatitaY, Fuente: CuentoRelatos
... amiga.
-Ojalá sus tetas fueran así de gordas- dijo el otro chico.
-A que sí, tiene las tetas pequeñas. ¿Queréis vérselas?- dijo mi Ama, siendo una cínica, pues ella tenía el mismo tamaño de pecho que yo.
Los hombres aplaudieron la idea de Itzel, mientras las chicas, solo reían a carcajadas, por ver una escena tan humillante.
-Vamos Yadira, date la vuelta y enséñales tus tetitas a estas personas tan simpáticas.- dijo Itzel.
Girando sobre mis rodillas, me quedé mirando hacia ellos, aunque con la vista en el suelo. No me atrevía a mirar a ninguno, ni siquiera me había fijado en ellos al principio. Quizás alguno era compañero de aula o incluso amigo mío. Y ahora podían verme en mi verdadera naturaleza, la de puta sumisa. Me puse de rodillas y me bajé el vestido, dejando mis pequeños pechos al aire, con los pezones empitonados por la excitación de ser exhibida en medio de la universidad.
-No están nada mal, pequeñas pero bonitas.- dijo uno de los hombres.
-Pues sí, bien puestas y parecen duritas.- dijo el otro.
-Tócaselas y lo compruebas tú mismo.- dijo Itzel, sin dejar de aprovechar la ocasión, para cederme a cualquiera.
El chico que presupuso que mis tetitas estaban duras, dudo por unos segundos y después de mirar a su amigo, dio un paso hacia mí y llevó su mano a mis pechos. Me tocó, primero la teta derecha, con bastante delicadeza. Pasó la palma de su mano sobre mi pezón, notando como se le clavaba en ella. Supongo que eso le gustó, pues su otra mano ...
... fue directa a mi otro pecho, apretándome ahora, las dos tetas a la vez. Es cierto que me sentía humillada por estar arrodillada dejándome que ese hombre me magrease las tetas, pero como es lógico, que me tocase en una zona tan erógena, hacía que mi calentura aumentara considerablemente.
-Yo también quiero tocar.- dijo el otro chico, mirando a Itzel y llevando sus manos a mis tetas, pues ellos ya se habían dado cuenta, que yo no tenía ni voz, ni voto.
A Itzel pareció no importarle el descaro del hombre y le dejó que se uniera a su amigo con mis pechos. Eran cuatro las manos que magreaban y amasaban mis pequeñas tetas. Según se fueron calentando, sus apretones cada vez eran más fuertes. Acabaron, cogiendo cada uno un pezón y pellizcándomelo. Para después tirar de ellos, como si quisieran alargármelos, más de lo que ya estaba. No aguanté y solté un gritito.
-¡Aaaayyy!
-¡Jajajaja!- rieron todos al escucharme. Sobre todo las chicas, que parecían disfrutar tanto como ellos, de mi ridículo.
-¿Puedo… tocar yo también?- preguntó tímidamente una de las chicas.
-Claro mujer. Si a ella le encanta. Es una puta que le da igual chupar un pene que comerse un chochito. ¿Qué quieres hacerle?- dijo Itzel.
-Bueno… me gustaría…que me bese los pies mientras se masturba.- dijo la mujer, que a pesar de parecer tímida, parecía más pervertida que sus amigos.
-Me parece una buena idea. Vamos Yadira. Obedece a la señorita.- me ordenó Itzel.
Me puse bajo sus pies, aun a cuatro ...