1. Memorias de la infancia: Don Flavio 1


    Fecha: 19/12/2017, Categorías: Gays Autor: dulcesitoconsal, Fuente: SexoSinTabues

    Mamá y yo vivíamos en una casa rentada que tenía dos habitaciones, una era para ella y la otra para mí, aunque estaban divididas tan sólo por una pared con un pasillo sin puerta, así que prácticamente era como un solo cuarto. Recuerdo que era una casa bastante fresca y ventilada, que comunicaba con un patio trasero por un pasillo repleto de luz. Al final del pasillo había algo así como otro departamento, formado por un amplio salón, un baño y un cuarto más pequeño, sin muebles. Hago esta descripción de la casa porque ese fue mi mundo durante una parte de mi niñez, en donde tuve maravillosas aventuras con mis amigos… y con otros personajes que no eran mis amigos, pero que se las ingeniaron para jugar conmigo de maneras terribles y deliciosas a la vez. Mi madre se divorció de papá apenas nací. No viene al caso narrar las circunstancias de la ruptura, tan sólo me parece importante destacar que no tuve, por tanto, una figura paterna en casa, salvo mis tíos por parte de mi madre y algunos primos, mayores y menores. Si en algo nos parecíamos mis primos y yo, es que ninguno de ellos tenía papá en casa. Nací en 1965 en Guaymas, Sonora, México. Las historias que voy a contar narran mis inicios precoces a la sexualidad, tomando como hilo principal mi infancia a los cinco o seis años. Con bastante frecuencia, mi madre me dejaba en casa de una tía mientras ella se iba a trabajar a una enlatadora de sardina. Era obrera y se ocupaba toda la mañana. Realmente no puedo decir cuándo sucedió ...
    ... mi primer contacto de tipo sexual porque siempre estuve en medio de un puñado de muchachos mayores que yo, de 7, 9, 12 o quince años, entre primos y vecinos del barrio. La calle por las tardes era, como solía decirse por entonces, un chamaquero. Juegos, carreras, escondidillas, grupitos de adolescentes mayores fumando bajo algún árbol. Así eran para mí los días, entre parientes y vecinos. Y desde que tengo memoria, les conocía las nalgas y los huevos a todos mis primos. Supongo que siendo yo el menor, en sus juegos eróticos infantiles encontraron en mí un muñequito con quien entretenerse. Y digo que lo supongo porque no recuerdo el momento exacto en que comenzaron sus juegos libidinosos, simplemente están aquí, en mi memoria. Me acuerdo que se quitaban la ropa y se mojaban con la manguera del agua en el traspatio de su casa. Esperaban que su mamá (mi tía) saliera a las compras cotidianas de la mañana y me dejaban encargado con ellos, particularmente con el mayor, lógicamente. Bajo el calor del sol, los primos corrían, brincaban, sudaban, de pronto alguien disparaba el primer chorro de agua con la manguera y comenzaba otra guerra. Yo los veía sentado a corta distancia, pues no me dejaban jugar con ellos, era muy chico, tres, cuatro años, quizá. Mis primos me veían como un hermano menor y me estimaban bastante, pero no me dejaban jugar con ellos en sus juegos de peleas y correr, así que sólo me limitaba a verlos. Ellos tenían bien calculado el tiempo que mi tía tardaba en hacer ...
«1234...»