La señora Ysabela y yo (3)
Fecha: 21/12/2017,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mi pene.
- Lo siento Ysabela.- contesté preocupado. Pero creo que no va entrar todo.
- Yo también lo creo así.- dijo resignada. ¡Qué mala suerte!
- Pero, ¿entonces que hago?- pregunté.
- Métemela hasta donde te diga.- dijo ordenando.
Volví a introducir gran parte de mi verga que había salido hasta que ella me indicó que ya no empujara más.
- ¿Cuánto es lo que ha entrado?- preguntó volteando a verme.
- Poco más de la mitad.- contesté tanteando.
- ¡Woouwww! y eso que aún falta meter bastante.- dijo admirada. Y ya me duele mucho.
- Y, ¿qué haremos?- pregunté.
- Bueno, por mientras continuar con esto.- dijo indicando. Y en los siguientes días seguiremos tratando hasta que entre por completo.
Con las manos abrí sus nalgas y pude ver claramente la fuerte opresión que su ano le daba a mi verga. Esta visión aumento mi lujuria y con vigor empecé a dar las primeras embestidas. La señora Ysa enterraba su cara en la almohada y ahogaba sus gritos desgarrados, su cabello era una maraña endiablada que se extendía libremente sobre la cama.
- Ayyyyy, papacito, que rico se siente.- gimió ella doblándose de placer.
- Está tan apretado tu ano.- dije tomándola por las caderas y aumentando la velocidad de mi embate.
- ¡Me matas, mi niño, me matas!- gritó desbocada.
Mi empeño era desquiciado y sólo deseaba disfrutar a perpetuidad ese agujero. La señora Ysa se movía alejándose cuando, por el calor del acto, mi verga penetraba más profundo de lo que ...
... podía resistir.
- ¡Qué rica colita tienes Ysabela!- grité embistiendo con locura.
- ¡Me partes mi niño! ¡Me partes!- gritó a su vez mi vecina.
Una sacudida eléctrica atravezó mi espalda y su agujero se vio inundado de borbotones de leche. Saqué mi pene y pude ver como de su ano, rojo y abierto, destilaba mi semen en abundancia. Ambos caímos sobre la cama agotados.
- Uffff, no tengo palabras para esto.- dije extenuado.
- Me has dado con unas ganas, mi niño.- dijo la señora Ysa abrazándome.
- Nunca imaginé que fuera así de maravilloso.- dije sonriendo.
- Si pues, mi pequeño, me has abierto mi colita mucho más.- susurró apoyando su cabeza en mi pecho.
Con caricias nos fuímos sumergiendo en el sueño, y en silencio, dormimos.
Entre sueños sentía que alguien me llamaba, y al abrir los ojos ví a la señora Ysa, que me masturbaba.
- Hola, pequeño durmiente.- dijo sonriendo.
- Vaya, ¿qué hora es?- pregunté desubicado.
- Recién es mediodía.- respondió sin detenerse.
- Ah, aún es temprano.- dije.
- Sí, como para seguir con uno más.- susurró divertida.
- Por supuesto, pero me siento algo sudado.- dije tocándome el cuello.
- Bueno, entonces que tal si nos damos una ducha juntos.- dijo coqueta.
Nos levantamos y fuímos al baño. Mi vecina abrió el grifo del agua y esta cayó tibia sobre nuestros cuerpos. Ella jabonó cada rincón de mi cuerpo y luego yo hice lo propio. Muy divertidos jugábamos tocándonos y yo soltaba unos palmazos a sus paradas ...