1. Primer relato. El chacalito menor en el pesero


    Fecha: 22/12/2017, Categorías: Gays Autor: Cs22sur, Fuente: SexoSinTabues

    ... absurda moda que acá abunda pero que tanto me prende) y. su cierre ligeramente abierto. Me calenté y me pasé a su lado sigilosamente, por si olía mi libido y se paniqueaba (recordemos que era joven y por lo que vi después, era «hetero», o daba señales de serlo). He aprendido que si alguien es curioso y quiere acción, espera un primer movimiento, un segundo, un tercero. cuantos se le plazca para abrirse. pero si además también está caliente, es quien primero da un paso. Este chico fue una mezcla de ambos. Primero rocé mi pierna con la suya: nada. Después lo hice de nuevo: él la puso algo dura. Buena señal. No se molesta de ser tocado o rozado. Pasan unos minutos y él se pone de cierta forma que sus rodillas quedan abiertas y recargadas en el respaldo de adelante. Obviamente volteé a ver sus nalgas. Joder. con lo que me prenden esos pantalones escolares. y el plus era que el suyo estaba roto de algunos lugares o con parches muy al estilo ñero chacal que -no sé si lamento o agradezco- se estilan en las lejanías de mi colonia. Yo creo que se percató de mi mirada porque me volteó a ver, bajó su mirada tenuemente hacia mi bulto y acercó su pierna hacia la mía y después la separó. Perfecto. era curioso pero temía que algo hiciera yo. Lo sé porque miraba insistente que el bus se iba llenando hasta atrás y no daba ni un paso certero para saber que podía yo agarrarle la verga en la oscuridad parcial y el ajetreo del camión lleno. Eso es horrible. Mi siguiente movimiento fue poner mi ...
    ... mano en mi pierna izquierda y rozar su pierna con mis dedos al ritmo del golpeteo del bus. Mi sorpresa fue que lo disfrutaba porque en dos ocasiones su pierna estuvo arriba de mi mano y pude sentir su pierna firme y la parte baja de su nalga derecha. Estaba yo con una erección explosiva que sentía bajo mi mochila queriendo salir y chorrear precum. Pero al extremo de que soy caliente por naturaleza, mi trabajo y mi propia naturaleza me ha dotado con la virtud y el defecto de ser excesivamente prudente. Así que, aunque las señales eran más o menos evidentes de que este joven colega podría ser trabajador otro ratito hasta terminar pidiendo verga en la boca, era mejor cerciorarse: camión lleno, una mujer a mi derecha, él con la mochila en el piso, yo caliente. debía ser precavido. Pero mi prudencia se fue a la basura (lo sé, me lo agradecerás si te estás prendiendo con mi relato) cuando el chico tomó su mochila y la puso sobre sus piernas. Ese chico moreno y no gordo y no flaco ya no se me hizo poco atractivo. Pasó sus ojos sobre mi bulto que ya tenía un grosor considerable bajo la mochila -oportunamente abierta hacia él pero cerrada hacia quien mirara desde los tubos del pasamanos- y se hizo el distraído. Vaaaaya. Así que quieres jugar ese juego. (Sip, aunque prefiero ser yo quien se pone caliente, si quieren jugar a que yo los deseo, cambio los papeles magistralmente). Además me percaté de que miraba su celular que tenía en la portada una imagen suya con una chica (primera razón ...