1. De Andrés a Andrea: Mi proceso de feminización (V y desenlace)


    Fecha: 22/12/2017, Categorías: Confesiones Autor: Andresa, Fuente: CuentoRelatos

    ... chinas, Sofía, estaba allí para darte el último empujoncito, princesa, jajaja, ¿recuerdas?
    
    En este momento estamos en casa de tu jefe, o ex-jefe. Ya se las chupado en la otra ocasión, igual que a alguno de sus amigos, y hoy repetirás”
    
    No sabía dónde meterme. Todo había sido una maquinación de mi mujer y yo había caído en aquellas redes que ahora me impedían salir. Asentí con la cabeza y, casi llorando, les pedí perdón, supliqué, pero ellas no se apiadaron de mí.
    
    “Verás, Andrea, porque ese será tu nombre para siempre; utilizarás el femenino cuando hables de ti, puta, siempre. Esto no va a acabar aquí. Al contrario, empieza. Carla, Inés y yo, las que hemos organizado esto, vamos a explotarte como puta. Ni se te ocurra protestar, tienes un hijo que no debería saber a qué se dedica su padre, ¿verdad? Y tu hermano Fidel tampoco, ¿no crees? Y tantos otros…
    
    Carla te conoce y tiene grandes planes para ti. Trabajarás para nosotras, podrás mantener ese ático maravilloso que has comprado, siempre que consigas los suficientes ingresos para satisfacernos a todas. El 75% de ellos nos lo repartiremos entre las tres, según el acuerdo que hemos establecido. Con el 25% restante deberías tener dinero para tus caprichitos, tu transformación, para tu ropa y para ...
    ... mantener tu ático, que también utilizaremos como picadero. Al fin y al cabo, para eso te lo habías comprado, ¿no?
    
    Los ingresos mensuales de una buena puta pueden llegar a 20.000 euros limpios y a cada uno nos corresponderían 5.000. Una buena cifra. Con tus 5.000 tendrás más que suficiente para vivir bien y mantenerte unos añitos, ahorrar, hasta que dejes de ser rentable. Entonces y sólo entonces podremos liberarte de tus compromisos. O, mejor aún, puede que te vendamos a una casa de putas y allí pasarás tu vida, trabajando. Calculo que nos podrás servir diez o doce añitos, no más, antes de que nos deshagamos de ti ¿Tu qué opinas, Carla?”
    
    Carla asintió, riéndose, y mi mujer prosiguió. “Verás puta, otra cosa que me hace falta es tu dinero, todo tu dinero, el apartamento de Marbella y las tierras de Madrid y Salamanca. Lo quiero todo y ya. Mañana iremos a mi abogado y firmaremos nuestro acuerdo de divorcio en esos términos”.
    
    El mundo acababa de hundirse para mí. No tenía otro trabajo, me quedaba sin nada y mi única salida era seguir lo que me ordenaban. Estaba desesperado, me sentía hundido y sólo quería escapar. Entonces Clara se acercó a mi oído, me achuchó y me susurró suavemente:
    
    “Andrea, putita, te están esperando. Sal ahí fuera y haz tu trabajo”. 
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