La ayuda - Relatos Eróticos

La ayuda

... podía sentir como chupaba hasta que escogió mi dedo anular para darle un oral. Sacó su dedo y me dijo: metemela! Y volvió a chupar mi dedo.
Entonces corrí su braga unos centímetros hacía el costado, escupí mi mano; mojé su vagina y jugué unos minutos con su clítoris, que delicioso fué escucharla gemir y decir: si papi! Si... Así papito!
Ahora sí, metí mi verga, lentamente la fuí cogiendo de parada, con una mano en su teta y la otra en su boca.
La cosa se puso fuerte y me pidió que la cogiera más fuerte, que le agarrara el pelo y le pegará en su culo muy fuerte.
Apoyó sus manos sobre el lavarropas, le di sus cachetadas y gritaba con mucha exitacion, gritaba de pasión.
Mientras jalaba su pelo, la besé mordiendo sus labios hasta que comenzó a chupar mi lengua con mucho placer; decidí sacar mi pene de 18 cm de su vagina, se dió vuelta, se agachó, apoyó sus rodillas sobre la ropa que había en el suelo y llevo rápidamente la verga a su boca. Se podía escuchar como chupaba, mi pene cubierto de saliva; desde los dientes hasta su garganta profunda, ahogándose tan delicioso, tan rico.
Pasaron 30 minutos desde que todo comenzó y ahora tiene la verga en su boca.
Me dice; que rica verga! Que rica está!
Quiero tomarla toda... Mejor la quiero en mi ano.
Entonces se dió vuelta, mojó su ano con saliva y se la mentí delicadamente, hasta que me dijo; uhh! Despacito.... De apoco papito... Que sino me duele.
Entonces la metí bien fuerte y gritó; hay siii!!! Que grande la tenés!
Comenzó a mover su culo desesperadamente hasta que acabé.... acabé tanto que comenzaba a salir mi semen por su ano.
Al terminar, Cristina comenzó a chupar mi pene nuevamente; para exprimir el semen que quedaba. Decía: que rica leche! Que rica pija! 
Luego de eso nos vestimos y cada cual siguió su camino.