Mi mujer tan santa... tan puta
Fecha: 23/12/2017,
Categorías:
Confesiones
Autor: Tinta Mágica, Fuente: CuentoRelatos
... anterior empleo. Y me llamaba para decirme dónde y con quien estaba.
En una ocasión invite a tres de mis compañeros de oficina al departamento donde nos tomamos una botella de ron, una reunión tranquila. Caro nos acompañó eventualmente. Por ratos hacia su aparición y después nos dejaba. Cuando mis compañeros se fueron, le pregunte sus impresiones.
-son divertidos -contestó secamente.
-¡vamos! ¡Son buenos muchachos!
-en eso tienes razón. Se comportan como adolescentes.
Al mes, le tocó a otro compañero “Godinez” hacer la reunión porque tuvimos buen desempeño. Cuando le pedí a Caro que me acompañara, me dijo que no me lo tomara a mal, pero prefería quedarse.
-te divertirás mejor sin mí. No soy buena compañía en ambientes tan juveniles.
Traducción: tus amigos son unos simios y a ti te encanta estar con ellos.
Y me fui a celebrar, solo.
Un mes después llevé a uno de mis jefes con el que tenía mucha confianza, a cenar al departamento esperando que pasarael control de calidad de mi pareja: Ingeniero, cincuenta y tantos, bilingüe, según yo, una joya de educación.
La cena trascurrió perfecta entre una botella de vino blanco hasta que fui al baño. Regresé tan rápido que alcancé a escuchar su conversación.
Caro le decía:
-Ing. López, ahora que usted se marche, tendré que ir a la regadera de inmediato…
Yo pensé: “ya le salió lo puta, seguro ese cabrón le dijo algo cachondo”
-¿por qué Carito? –contestó con aires deDon Juan
-siento sus ojos ...
... pegados a mi piel. No solo con palabras se ofende. ¿Debo acaso recordarle que soy una mujer con un compromiso, con el que gentilmente lo invitó a cenar?
Asombrado, volví al baño. Me eché agua en el rostro y después traté de integrarme a una cena que ya no fue la misma. Caro ahora hablaba más y López evitaba mirarla. A la media hora se marchó.
Mi primer matrimonio me dejo una lección muy clara:jamás, jamás, reclames o te pelees cuando las cosas acaban de pasar.Deja que la situación se enfrié y ya con la mente tranquila, hablas.
Hice como si no hubiera pasado nada.
-¿quieres un café? –me preguntó mi mujer.
-si, por favor
Mientras yo me tomaba el café sentado en el sillón de la sala, Caro lavaba los trastes y me dio tiempo para verla a detalle: Las zapatillas levantaban su trasero y lo hacían más redondo, más apetecible. La abertura de su falda quedaba en los límites del encaje de las medias. Su cabellera le llegaba a los hombros y se desparpajaba con sus tonos grises y dorados. Se veía bien.
Me preguntaba si eranormal que me agradara que otros hombres la vieran con los ojos que yo la veía.Sexy.
Si eranormal pedirle que mostrara sus encantos dentro de la seguridad del departamento con mis amigos o en los antros con los desconocidos.
Tal vez mi ambiente “Godínez” me había corrompido. La esposa del Ingeniero López era una madura que llegaba a las oficinas con botas altas y mallones blancos, dejando entrever su ropa interior. López me había dicho en broma –o ...