Una fiesta y mi madre Nora - Relatos Eróticos

Una fiesta y mi madre Nora

Hola. Voy a contarles lo que pasó hace un año atrás. Nunca lo conté así que aprovecho este medio. Esta historia es real.
Tengo 30 años y mi madre Nora tiene 52. Divorciada de mi padre que se borró hace cinco años. Linda mujer. Bien puesta. Su vida sexual era para mi una incógnita. Me la imaginaba asexuada y frustrada aunque no lo era. Mi madre es media rubiona, pelo largo y lascio bien cuidado y es muy bella de rostro. No hace gym pero pese a sus años tiene un cuerpo fabuloso. Mide un metro sesenta y ocho, tiene lindas piernas, un buen culo carnoso bien formado y unas tetas magníficas. 
A pesar de sus 120-60-95 nunca me había percatado en ella como mujer.
Hasta la noche de la fiesta de cumpleaños de mi tía, su hermana Mora.
Esa noche acababa de romper con mi novia. Tenia bronca porque descubrí que me estaba engañando.
Chau...no va mas...
Llegué tarde a la fiesta de mi tía y con ganas de emborracharme para olvidar.
Cuando entré al salón había ruido de baile y estaban encendidas las luces cicodelicas para bailar.
La gente gritaba y se reía.
Yo estaba en otra. Herido.
Pero esa noche pasaría algo hermoso que cambió mi destino para siempre.
Me senté en una silla y trataba de buscar con la mirada entre los invitados a mi tia para saludarla.
En un momento la veo y me dirijo a darle un beso de cumpleaños. Estaba en la pista y me invitó a bailar.
Mi tía es bien putona y está muy fuerte. Y es cuatro años menor que mamá. Cuando tenia 20 años tuve un fugaz romance con ella ...

... en unas vacaciones pero todo quedó como una aventura fugaz. Nunca mas hablamos del tema.
Esa noche de bronca tal vez como despecho por la traición de mi novia se me vino la idea de..ma si...esta noche la apuro a mi tía y busco la manera de garcharmela como hace diez años atrás.
Pero eso era imposible porque mi tía estaba con su ex marido que esa noche la cortejaba y además estaban mis primos, o sea, sus hijos. Volví a pensar y me dije...imposible.
Terminé de bailar con tía y la gente volvió a sus mesas tras la música. 
Se fueron encendiendo las luces del salón pero todavía había una parte del lugar sin iluminar. 
De repente, vi entre las sombras y de espaldas, una figura femenina con un cuerpazo descomunal.
Percibía un culo de aquellos y cuando se terminaron de encender todas las luces pude ver a una rubia que estaba vestida con un pantalón ajustado de leopardo que le hacia casi hacerle salir el orto afuera. Tenia unas botas con altos tacos que la hacían bien puta. 
Que buen ojete...pero que culazo por dios, pensaba, cuando vi semejante pedazo de trasero.
La mujer era rubia y cuando giró, mis ojos pervertidos vieron sus lolas antes que su cara.
Sobre una blusa abotonada que hacia juego con el leopardo sobresalían dos tetas infernales.
Uhhhh...que mina me dije...que buena está esa veterana.
Todo en apenas pocos segundos.
La rubia me ve y me saluda de lejos.
No me daba cuenta quien era hasta que se acercó y me habló
Tito...tardaste en venir.
Quedé atónito cuando ...