Nuevo Intento - Relatos Eróticos

Nuevo Intento

-¡Catorce años esperando para cogerte y justo apareció la pandemia y la cuarentena! ¿Podés creer? Todo para la mierda!
-¿Por qué catorce? ¿A qué viene?
-¿No te acordás cuándo te mudaste? Tu mamá y la mía estaban solas por los laburos de nuestros padres. Mi madre los invitó a visitarnos, para conocer a los vecinos, yo les hacía algunos mandados cuando tenía que ir a algún negocio del barrio. Fue así como se hicieron muy amigas y venían casi todos los días a tomar mate, a comer galletitas o facturas. Nosotros teníamos un patio con jardín, frutales y quinta. Nuestros fondos eran comunes y muchas veces pasabas sobre el cerco para venir a jugar. ¿No te acordás de nada?
-Si, claro, de la casa, el patio, los mates, sí, todo eso, sí.  
-Tenías la costumbre de sentarte en mi falda, y no dejabas de moverte, ¡tenías hormigas en el culo! ¿Te acordás?
-No, por esa época no. Sí me acuerdo que nos mudamos y que ustedes eran nuestros vecinos y que comíamos galletitas o facturas a la tarde. Y que me gustaba ir, eso sí me acuerdo.
-Y que te sentabas en mi falda y no te quedabas quieta un segundo, ni cuando tu mamá te decía, “por favor Cris, no te muevas, lo vas a volver loco.” ¿Eh? ¿De eso no te acordás?
-No, para nada. 
-¿Y por qué te movías?
-¡Supongo qué me gustaba!
-¡Qué guachita! ¡Lo hacías a propósito!
-¡No, no! Al principio no me daba cuenta, lo hacía de inquieta nomás. Luego, cuando empecé a notar el bulto no sabía que pasaba.
-¿Cuándo te diste cuenta?
-Bueno, no me ...

... acuerdo exactamente, pero un día noté que cuando papá venía del viaje, mamá se sentaba en su falda y se besaban y luego, cuando mami se levantaba papá tenía un bulto tremendo entre las piernas, y me mandaban a dormir. Pero yo escuchaba un ruido tremendo que venía desde el dormitorio, y risas, gemidos, grititos, suspiros… y más ruidos, parecía que la cama se iba a desarmar! Fue cuando supuse que a vos te pasaba lo mismo y que también me ibas a llevar a la cama!
-¡Estás loca!¡Mirá si iba a hacer eso!
-¡Ja ja! ¡Qué tímido! ¡A mí me hubiera gustado!
-Estás loca! ¿Qué sabías?
-Bueno, cuando lo probé me gustó.
-Pero eras más grande, supongo.
-Si, bobo, diez años más grande.
-¡Pero no lo probaste conmigo!
-No la probé adentro, pero bien te acordarás cuando hiciste que te la mamara, eh?
-¡Ja! Si, de eso me acuerdo…, parecías experta…
-Guachito, me llevaste a tu habitación, me acostaste en tu mesa de dibujo, me chupaste la cachucha y luego me la diste a probar…
-¡Y te gustó!
-¡Claro! Me pareció deliciosa… ¡Y me llenaste la boca de leche!
-Pero no te la metí, ni por la concha ni por el culo.
	Hacía un rato largo que Cris y yo hablábamos por teléfono. No nos veíamos desde hacía seis años, cuando nos mudamos. Un amigo me dijo que en la facu conoció una chica que le comentó que me conocía. Estaban hablando de los barrios donde vivían y allí salió mi nombre. Cris le dio su celu y le dijo que yo la llamara. Y es lo que hice…, y llevaba bien la cuenta, la de los años, los que tendría ...