1. De pija a sumisa


    Fecha: 25/12/2017, Categorías: Otras Categorías, Autor: Carlosle, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando ocurrieron los hechos que voy a contar a continuación Elsa y yo llevábamos casados doce años, ella hacía más de un año que había perdido su trabajo y mi empresa estaba a punto de hacer un ERE que en principio no debería afectar a mi puesto, pero la verdad es que no las tenía todas conmigo, si las cosas seguían igual de mal pronto la empresa entera se iría al carajo.
    
    Hacía más de dos meses que Elsa y yo no follábamos, si es que se le puede llamar así a un mete saca sin otro interés que una corrida que tardó en llegar algo más de la cuenta debido a mi ansiedad por terminar el trabajo de echarle un polvo a mi mujer y que ya me estaba resultando pesado, ella ni siquiera llegó al orgasmo, tampoco quiso intentarlo.
    
    En esta situación era solo cuestión de tiempo que desembocara en una bronca monumental como así fue.
    
    Aquel día me tocó decirles a varios compañeros de toda la vida que la empresa los dejaba de patitas en la calle. Llegué a casa con muy pocas ganas de tonterías ¿Por qué empezó la guerra? Vete tú a saber, sé qué hacía menos de una hora de mi entrada por la puerta de casa y aquello era un verdadero infierno de gritos y cosas rotas. Llegó un momento que ya no aguante más, quería parar aquello que terminase de alguna manera, se me ocurrió que lo mejor era pasar la noche en algún hotel con la esperanza de que al otro día las cosas estuviesen más calmadas, cogí las maletas, las llene con lo que encontré y cuando no cabía un calcetín más en ellas las cerré y ...
    ... dije:
    
    -¡Me largo, no aguanto más!
    
    Me quedé sorprendido cuando ella se tiró de rodillas abrazándose a mis piernas y mirándome con ojos llorosos me suplico.
    
    -¡No me dejes , haré todo cuanto me pidas, pero por favor no me dejes!
    
    Verla allí suplicando con ojos de cordero degollado me la puso dura, muy dura, la miré con cara de malvado y le dije entre dientes.
    
    -¿Estás segura que harás todo lo que te pida?
    
    -Sí, lo que tú quieras, lo único que te pido es que no me dejes
    
    Lo que hice a continuación fue puro instinto, como si alguien que no conocía se hubiese apoderado de mi ser, con una mano la cogí por los pelos de la coronilla y con la otra me desabrochaba el pantalón, luego me bajaba los calzoncillos y liberaba mi polla dura como una roca, en todo ese tiempo ella seguía mirándome con cara de suplica
    
    −Traga, le dije sin más.
    
    Tirando con fuerza de los pelos para clavar la verga en toda su boca. Ella nunca había tragado más de la mitad de mi polla, decía que se ahogaba, aquel día puso las manos en mi ingle para pararme como hacía siempre cuando le entraba la sensación de ahogo, tiré con más fuerza de los pelos y le dije:
    
    −Toda, métela toda en la boca.
    
    Y la engulló entera, la sensación de ahogo hacía que su garganta se convulsionara de tal forma que me hacía un masaje en el capullo que me volvía loco de gusto. Cuando veía que sufría por la falta de aire se la sacaba para que recobrara el aliento, la debilidad que le producía estar sin aire hacía que la baba ...
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