Sex note -1
Fecha: 28/12/2017,
Categorías:
Confesiones
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
Un extraño regalo caído del cielo
El día que encontré el “sex note” estaba particularmente deprimido, porque la chica que me gustaba me había rechazado. No es que Juliana fuese el amor de mi vida ni mucho menos, pero su rechazo se sumaba al de otras mujeres, que a lo largo de los veinticuatro años que tengo de vida, me convencieron de que no hay manera de que una fémina medianamente bella se sienta atraída por mí.
No es que sea feo. Al menos no lo considero así, y mis amigos y amigas reafirman esa convicción, creo yo, con sinceridad.
Pero si no resulto desagradable a la vista, tampoco tengo ningún rasgo atractivo. Soy un morocho del montón, con varios kilos de más, y de estatura media.
A la carencia de atractivo físico hay que sumarle la ausencia de otro tipo de atractivo. No soy muy inteligente, ni tengo algún talento que me destaque por encima de los demás, y para colmo, mi problema visual me hace comportarme de manera torpe, y debo caminar de una manera un tanto extraña, mirando a todos lados cada vez que doy un paso. Tengo anteojos que me ayudan con ese problema, pero aun así, no puedo andar libremente por la calle. Y como frutilla de la torta, soy tan tímido, que cuando estoy con una chica linda me vuelvo un estúpido. En fin, soy un desastre a los ojos del sexo opuesto. Si no fuera por las putas, todavía sería virgen.
Volviendo a ese día. Juliana me había escrito por Messenger que no estaba interesada en salir. Yo la había invitado mientras chateábamos, ...
... ya que en esas circunstancias me sentía más valiente. Pero cuando recibí el mensaje me estremecí por dentro, y me sentí el mismo fracasado de siempre.
Estaba en un café, al que fui luego de salir del trabajo, para hacer tiempo antes de entrar a la universidad. Pero como estaba tan deprimido, decidí olvidarme de la clase de análisis matemático e irme a caminar por ahí.
Me había alejado una par de kilómetros, adentrándome en un barrio desconocido, cuando sentí que encima de mí aleteaba un pájaro.
Pero no era un pájaro. Era un cuaderno abierto que caía, y sus hojas se movían por el viento. Tocó el suelo, justo a mi espalda. Me di vuelta a mirarlo. Era un cuaderno de tapa negra, dura. En su tapa se leía “sex note”. Llamó mi atención de inmediato. Creí que me había equivocado y que no se trataba de un cuaderno, sino de un libro erótico, cuyo título era “sex note” pero cuando me agaché a agarrarlo y lo abrí, me percaté de que mi primera impresión fue la acertada, porque salvo las primeras páginas, todas las demás estaban con los renglones en blanco, listos para ser escritos. Lo guardé en mi mochila y volví a mi casa.
En el colectivo abrí de nuevo el cuaderno para leer lo que decía en la primera página. Era raro lo que estaba impreso. El título decía “Reglas para el uso del sex note”, y a continuación se enumeraban las siguientes reglas.
1- El humano que reciba este sex note será el dueño del mismo hasta que, por decisión propia y expresando su deseo verbalmente, le ...