1. Sex note -1


    Fecha: 28/12/2017, Categorías: Confesiones Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... en la universidad, por la noche. Lo saqué y leí la regla que más me había llamado la atención: “2- la persona cuyo nombre se escriba en la nota, en cualquiera de las hojas en blanco, quedará sometida a la voluntad del dueño del sex note”.
    
    Qué no daría porque eso fuera cierto, pensé. Y entonces, como estaba caliente, y tenía el cuaderno en mi mano, y porque mi jefe no estaba para ver que no hacía nada, agarré una birome y escribí la siguiente nota en la primera página en blanco: “Micaela Armella vuelve a la oficina de la que acaba de salir, y le practica sexo oral a Carlos, el secretario del doctor Lacapra”.
    
    Obviamente yo soy Carlos, pero no estaba seguro de si debía referirme a mí en primera persona. En fin, cuando terminé de escribir me sentí el más tonto del mundo, no sólo por haberlo hecho, sino porque una parte de mí esperaba, mientras redactaba un oficio policial, que Micaela toque el timbre y entre exclusivamente para chuparme bien la pija. Pero pasaban los minutos y nada sucedía. Había escrito la nota ni bien se fue, por lo que ya debería haber vuelto. Me sentí un imbécil de nuevo, pero no pude evitar releer las cuatro primeras reglas, para luego leer la quinta, que decía así:
    
    5- Una vez que se escriba la nota, deberá finalizarla con la palabra FIN. La nota deberá indicar la hora y fecha exacta en que se pretenda que surja efecto, de no indicarse horario ni fecha, se entenderá que el sometimiento comienza inmediatamente después de escribir la palabra FIN. Si ...
    ... tiene fecha pero no tiene horario, se entenderá que el sometimiento comienza a las cero horas del día indicado. Si solo tiene hora, se entenderá que el sometimiento empieza el mismo día que se escribió, a la hora indicada. Si la hora y fecha son anteriores a que se escribió, la nota no surtirá efecto.
    
    Una vez que leí eso, todavía sintiéndome ridículo y tonto, escribí la palabra FIN al pie de la nota.
    
    Pero pasaron los minutos y nada.
    
    Calculé el tiempo que había pasado desde que se fue, y el que había pasado desde que escribí la palabra FIN, y llegué a la conclusión de que soy un idiota. ¡Cómo podía estar perdiendo el tiempo con eso! Ese cuaderno me estaba trastornando la cabeza. Ya bastante difícil se me hacía concentrarme en el trabajo y en la facultad al mismo tiempo, y encima ahora me estaba obsesionado con ese ridículo cuaderno. Tiraría el sex note a la basura.
    
    Pero justo cuando me disponía a hacerlo, sonó el timbre.
    
    Cuando abrí la puerta, Micaela entró casi corriendo.
    
    — ¿Te olvidaste de algo? — pregunté, sorprendido por la casualidad de que haya vuelto, aunque en el fondo estaba esperanzado.
    
    — No sé qué hago acá. — dijo, y con la puerta todavía entre abierta, se arrodilló y llevó una mano a mi bragueta.
    
    No lo podía creer. ¡De verdad estaba pasando! Cerré la puerta, mientras ella me bajaba el cierre del pantalón. Liberó mi falo que ya estaba semi erecto. El gesto de su cara no coincidía con lo que estaba haciendo. Se la veía confundida, e incluso ...
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