Adolescente curioso
Fecha: 31/12/2017,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Durante las vacaciones de verano en la playa, mi novia me dijo que necesitaba hablar conmigo. Ella parecía molesta y cuando empezó a hablar, realmente lo estaba. Ella me dijo que mi hijo Pedro (de mi matrimonio anteiror) siempre la estaba observando cuando ella tomaba sol, cuando estaba en camisón, cuando fuera. Esto la estaba haciendo sentir muy incómoda. Ella me dijo que creía que era normal la curiosidad en los muchachos de su edad, por eso no dijo nada al principio, pero como esto se hizo costumbre se veía obligada a mencionármelo.
Ella no entendía porqué se había iniciado esto, por eso traté de explicarle la indefectible curiosidad sexual que la mayoría de los varones sienten a determinada edad. Le dije que él probablemente necesitaba una imagen para sus fantasías, y que cuando viera algo realmente interesante, él no molestaría más.
Al principio ella pensó que yo estaba mintiendo, luego que era una broma. Más de una vez me preguntó: "En serio? Imaginando sus pensamientos terminé de confirmarle mi teoría. Ella volvió sobre el tema un par de veces más esa noche mientras parecía estar considerando algún curso de acción.
Al día siguiente era sábado y yo partí temprano para ir de pesca toda la mañana. Cuando llegué, ella me contó lo sucedido esa mañana. Me contó que mi hijo estaba en la cocina y que ella había estado pensando en mi teoría. Ella comenzó a descender por la escalera en un camisón largo pero cambió de parecer y volvió hacia su habitación y se lo ...
... quitó. Me dijo que su corazón palpitaba a mil por hora. Ahora sí, bajó las escaleras y se dirigió hacia donde Pedro estaba desayunando, luciendo solamente una camiseta blanca sin mangas y una bombacha (braga) amarilla.
Ella se había propuesto acturar como si todo fuera normal, por eso lo saludó mientras se servía un poco de jugo. Me dijo que ella podía verse reflejada en la ventana y podía ver como los ojos de Pedro se posaban en ella inmediatamente. Ella continuó preparándose el desayuno mientras Pedro la observaba desde la mesa de la cocina.
Claramente, él no sabía que pensar, él estaba sentado y trataba de no ser muy obvio mientras ella se movía dentro de la cocina. Ella me dijo que tuvo un primer momento de vergüenza cuando hizo contacto visual con él y comenzó a charlar para darle una escusa para que la mirara fijamente. Con el desayuno listo, ella se sentó enfrente de Pedro. Ella comió y se levantó varias veces para servirse y servirle más jugo y darle una excusa para quedarse más tiempo admirando su cuerpo.
Luego, ella le preguntó cuando volvería su padre. Al responderle que sería en un par de horas más, ella le dijo que lavaría alguna ropa y que luego volvería enseguido. Pedro no se había movido, cuando ella regresó. Ella puso algunas prendas en el lavarropa y cruzando sus brazos a la altura de la cintura, tomó su camiseta desde abajo y la tiró hacia arriba quitándosela por sobre su cabeza y arrojandola dentro del lavarropa, revelando unos pechos impresionantes ...