1. Una juventud madura (VI): Campamento de verano 1


    Fecha: 03/01/2018, Categorías: No Consentido Autor: jtvalverde, Fuente: CuentoRelatos

    ... agarrando mi pene y haciendo el movimiento pajero de arriba abajo, se agacha en busca de mi ano empezando a lamerlo y a degustarlo como si de un caramelo se tratase.
    
    Mi respiración se aceleró, era tanto el gusto que sentía que notaba como la sangre recorría cada una de las partes de mi cuerpo. El corazón parecía que me tenía que salir del pecho y el pene tan duro y largo que parecía que se quebraría la piel de lo estirado que lo notaba.
    
    Esa lengua juguetona rastreaba el terreno con una delicadeza y cosquilleo increíbles, intentaba entrar más i más hasta que llegaba a su límite y empezaba a lamer los alrededores.
    
    Un dedo empezó a meterse por el mismo lugar donde la lengua antes tanteaba el terreno y más adentro y más adentro iba metiéndose. Luego otro dedo se unió a la fiesta, los dos con delicadeza simulando el movimiento de dentro fuera. Al tercer dedo ya empecé a sentir un poco de dolor pero también a notar como se dilataba el culo como si de una goma se tratase. La saliva que la lengua de Iván había dejado tras de sí me estaba siendo muy útil ahora como lubricante aunque dudaba que eso fuera a servir para poder meterme todo su pene, pero al estar mirando el techo, disfrutando de lo que Iván me hacía, no me había percatado de que él había ido esparciendo su líquido preseminal por todo su pene.
    
    Se levantó y dirigiendo su pene hacia mi orificio lo empezó a meter poco a poco. La punta hacía paso a todo lo que venía atrás. Estoy seguro que me la metió hasta los ...
    ... huevos porque notaba como su cadera chocaba contra las dos nalgas. Cada mete y saca al principio me ocasionaban un repentino dolor que no podía esconder con mi cara, pero que si podía susurrar en vez de gritar. No sería bueno que Roman se despertara y me pillara en pelotas sobre la mesa con su hermano metiendo todo su poderío por el lugar por donde, para lo niño que era, solo servía para lo que conocía, es decir, para cagar.
    
    Ese sufrimiento fue cesando para pasar a ser un gusto indefinible. Gemía suavemente con cada andanada de Iván. Me besaba sin cesar el ritmo normal que llevaba, ni muy rápido, ni muy lento, el adecuado. Éramos unos recién conocidos, pero éramos tan iguales, tan parecidos… Sabía qué me gustaba que me hicieran, sabía cómo tenía que dominarme, tenía un físico perfecto, teníamos la misma edad…
    
    Fuimos a cambiar de posición cuando de golpe oímos a Roman:
    
    -¿Dónde está el agua?
    
    Se me heló la sangre. Vi como Iván se apresuraba a su cama.
    
    -Roman, ¿Dónde estamos?- Preguntó él
    
    Al ver que no contestaba y que seguía durmiendo como un tronco:
    
    –Falsa alarma.- Dijo Iván.
    
    Tras el susto inicial ya no quise correr el riesgo de ser pillados. El calentón seguía pero no era suficiente para ese peligro.
    
    Ni nos vestimos. Salimos por la puerta de la cabaña con cuidado de no ser descubiertos y nos dirigimos a la playa. Estaba oscuro, pero la luz de la luna era suficiente para ver todos los obstáculos y llegar hasta nuestro destino.
    
    Una vez ya en la playa, ...
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