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Los blanquísimos jamones 2
Fecha: 05/02/2021, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
-¿Tenemos más tiempo… o acá terminamos? -Tenemos más tiempo…, pero yo tengo que recuperarme. No tengo 20 años… Tengo la pildorita. -¡No me digás! ¡Andás siempre preparado! ¡Sos un turrito! -No, no es por eso. No ando conquistando mujeres por la calle. -Yo no estaba en la calle. No sé si se hacía la seria o me estaba tomando el pelo. -Esperá. Me la tomo y te cuento algo que querrás saber y yo no te quiero ocultar. ¿Puedo? ¿Me dejás? -Si, sonso, claro. Me parece bien. No quiero terminar tan pronto. ¡Jajaja! Me levanté. Fui a mi portafolio y saqué la píldora. Me fijé si estaba bien limpio el vaso y con un poco de agua la tomé. -Perdóname. Ahora que me levanté necesito ir al baño. -¡Jajaja! Yo también, luego de vos. Fui al baño, hice mis necesidades, me lavé bien y volví. Araceli se levantó e hizo lo mismo. Volvió sonriente y “descansada”. -¡Tenía unas ganas! Pero me daba vergüenza… -No tenés que tener vergüenza de mí. Nunca. -Bueno, tengo que acostumbrarme. ¿Dejarás que me acostumbre? -Todo el tiempo que quieras. -Ahora contame lo tuyo. Tenemos minutos ¿no? -Si, más de una hora. Pero seré corto. Le conté mi historia con Adriana. Araceli se rió mucho cuando se enteró que había pasado de manera bastante similar como con ella. Y le conté lo más jodido; que la hija de Adriana intentaba permanentemente seducirme y que no podía vivir en una casa con la mujer que yo quería, chantajeado por su hija: si no tenía sexo con ella le diría a la madre que YO quería ...
... seducirla. Así que fui yo quien le dijo a Adriana que pasaba, y quedamos que volvería a la mía. No volví a la mía. Mis hijos ya se la habían apropiado junto a dos de sus novias, así que alquilé un pequeño departamento…, y ahora vivo solo. Y le dije a Araceli que cada una o dos semanas me seguía viendo con Adriana, y teníamos sexo en mi departamento. Esa fue la historia, aunque NO LE DIJE que efectivamente había cogido con su hija… A Araceli no le molestó para nada la historia, y le pareció muy bien que me hubiera alejado de la hija de Adriana. Resulta que parece que ahora yo era un héroe “purísimo”. -Bueno, ya te lo dije. Ahora quiero saber tu historia. -¿Qué historia? No tengo ninguna. -¡Vamos! ¿Me vas decir que no tuviste novios? ¿Una chica como vos en la facu? Debe haber decenas de pibes que querrán acostarse con vos! -Bueno sí. Pero no duraban mucho. A mí me parecían todos estúpidos, sin clase, ordinarios y guasotes. ¡Muy pronto los mandaba a pasear! Nos abrazamos y nos quedamos descansados…, por no mucho tiempo… En un momento Araceli se incorporó. -¿Puedo? -¿Qué? -¿Puedo acariciarte? -¡Si nos estamos acariciando! -No…, digo…, allá abajo… ¿puedo acariciarte? -Pero nena… Podés hacerme todo lo que quieras. No tenés que pedir permiso. La nena se incorporó y se puso de rodillas a mi lado, tocando con sus rodillas mi cadera. Tomó el pene -totalmente caído- en sus manos, y comenzó a “acariciarme” -en realidad a masturbarme-, suave, muy suavemente. Al verla, sólo con ...