La que pudo ser la mejor de mis noches.
Fecha: 05/07/2017,
Categorías:
Gays
Autor: Nano.alcn, Fuente: SexoSinTabues
Soy alto, delgado con poco musculo, moreno claro y simpático. Éste es mi primer relato, tenía 18 años cuando esto pasó, era un poco más delgado que ahora y unos centímetros más bajo. Trabajaba en un Café Internet en el centro de un pueblo emergente al sur de Guatemala. Mi horario era de 8 de la mañana a 7 de la noche, por lo general me quedaba a veces sin cosas que hacer lo que aprovechaba para ver imágenes de hombres desnudos; siempre he tenido la debilidad por los hombres con piernas grandes y musculosas, he allí mi gusto por ver deportes. Casi siempre y en horas de la noche llegaba Gabriel, un muchacho más bajo que yo, moreno, guapo, pero con muchos barros y espinillas en el rostro, con unas piernas torneadas y peludas. Él siempre vestía jeans, camisas a cuadros, botines y llegaba sudado, algo que me ponía loco al acercarse a mí, ese olor a macho de campo. A él lo desde la secundaria, estudiamos juntos y cuando hacíamos deportes siempre lo veía con recelo cuando se cambia la ropa, dejando al descubierto unas morenas, gruesas y peludas piernas que tanto me atraían de él. Siempre he sido muy tímido y no demuestro mi condición con los demás, por eso nunca intenté nada con él, hasta una de esas noches en las que llegaba a hacer las impresiones para sus reportes del trabajo. Cuando llegaba se sentaba al lado mío, hablamos y como siempre, en horas de la noche casi nadie llegaba, veíamos pornografía heterosexual, claro, él lo pedía y to le complacía, porque era la excusa ...
... perfecta para ver su bulto enorme a causa de las erecciones que le provocaban dichos videos. Yo anhelaba con ansias tocarlo y hacer algo más, pero solo me limitaba a poner mi mano sobre sus piernas y sobarlas disimuladamente. Una de esas tantas noches, cerré el local, dejando la persiana a media altura, dándonos la vista por si alguien llegaba a la segunda planta a través de las gradas, y nos dispusimos a ver unos videos con tías buenotas y cachondas, él se calentó de inmediato, y pude notar su eminente erección entre el jeans azul que llevaba. Cambiamos de lugar, él se sentó en mi silla giratoria y yo en la silla de plástico donde estaba sentado él. Ya no aguantaba más, así que pensaba en cómo hacer para seducirlo y comérmelo como tantas veces lo había fantaseado. En una de las escenas de los videos que veíamos, me quedé estupefacto con el tamaño enorme del pene del protagonista, un hombre alto, negro y musculoso. Supe que esa era la oportunidad, y casi sin pensarlo le dije a Gabriel, que yo tenía el pene más grande que él (yo muy bien sabía que eso no era cierto, ya que a mí me mide a penas 15 centímetros), él a la defensiva me dijo –No te creo, comparemos- y por supuesto, así lo hicimos. Él se quitó el cinturón, lentamente se desabrochó el pantalón y torpemente bajó la cremallera del mismo, dejando ante mis brillantes y enormes ojos un prominente bulto bajo un slip blanco de algodón. Sin pensarlo y sin decir nada, bajó el elástico del slip liberando un hermoso pene de unos 18 ...