1. La que pudo ser la mejor de mis noches.


    Fecha: 05/07/2017, Categorías: Gays Autor: Nano.alcn, Fuente: SexoSinTabues

    ... centímetros de largo, con unas notables venas, con la cabeza en forma de punta haciendo que fuera más grueso en el tronco, tenía una curvatura pronunciada hacia la derecha. Yo a la par suya y en silencio, solo apreciaba cada detalle de ese glorioso momento, deseando que se congelara el tiempo para poder contemplar a placer tan hermoso tronco de carne, acompañado de unos huevos pesado llenos de una mata de vello fino y color claro. -Tu turno- me dijo Gabriel, irrumpiendo el silencio que había y sacándome del trance en el que estaba. Lo vi a los ojos, y con rapidez y torpeza saqué mi pequeño pene sin liberar las bolas. -Te gané, la tienes chica- dijo acompañado de una sonrisa complaciente y picara. Inmediatamente volví a guardar mis cosillas, mientras él seguía aún con su miembro de fuera, orgulloso de lo que cargaba entre las piernas. El video seguía reproduciéndose, cruzamos miradas y las fijamos en la pantalla para seguir observando silenciosamente las excitantes y fogosas escenas de sexo duro. Él, no pudo contenerse y instintivamente llevo su mano derecha a ese firme mástil y empezó a bajar el prepucio, dejando libre una cabeza en forma de lápiz y de color rosada, llena de líquido preseminal, el cual ya recorría parte de su pene. Yo no salía del asombro al ver ante mi semejante acto, busqué su rosto y con su mirada me hizo saber que podía hacerlo yo también. Gabriel apartó su mano dejando su pene tamaleándose sabrosamente, como invitándome a que lo hiciera yo también. ...
    ... Cuidadosamente fui acercando mi mano izquierda hasta agarrar por primera vez un pene ajeno al mío. 7 años después, y aún puedo sentir el calor de su miembro en mis manos, sus largos y lisos vellos en el tronco y hasta el grosor de esas venas que parecía que reventarían en cualquier momento. Mi mano seguía abrazando fuerte y sutilmente ese delicioso trozo de carne, y me dispuse a subir y bajar la piel aperlada de ese hermoso pene, entonces vi su rostro, y tenía los ojos cerrados y la boca entreabierta, disfrutando ese momento tanto como yo. Bajé la mirada a su entrepierna para contemplar a detalle ese curvado y grueso mástil que tenía entre mis delicadas manos. Inicié el ritual bajando el prepucio para dejar descubierto ese brillante glande, y lo viví a subir. Lo hacía despacio, pero manteniendo un ritmo armónico, evitando que se viniera luego y así acabar con ese sublime momento. Él, jadeaba y seguía con los ojos cerrados mientras su brazo derecho descansaba sobre mi pierna izquierda. Al compás de mis estímulos, él se estremecía a causa del placer que mi mano le daba. Poco a poco fui amentando el ritmo de esa descomunal paja que le estaba dando, cambiando de mano estaba cuando escuché un ruido, levanté la vista y me di cuenta que no había cerrado del todo el local, me atemoricé y solté bruscamente el falo de Gabriel, quien me vio asustado e inmediatamente metió a como pudo su humanidad dentro del slip. Para nuestra buena fortuna, solo había sido el aire que rozó el metal causando ...