1. Mi primera ves (La vecina)


    Fecha: 04/01/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: RecolectordeFlujoVaginal, Fuente: SexoSinTabues

    Pasaron varios días para que nos volviéramos a ver por diferentes situaciones y sobre todo para no levantar sospechas. Yo ya estaba un poco desesperado, ella me gustaba mucho y me daba mucho morbo además de que era una mujer hermosa y lo que significaba estar con ellas; aparte de ser mayor. Esa tarde nos vimos en mi casa, ella iba regia, como siempre, llevaba un vestido azul oscuro y el estampado eran unas flores claritas con amarillo y bco. Su ropa interior siempre tan exquisita como ella… Encaje bco, y el calzón de ¾. Nos besamos, mucho, era como en automático, las caricias de ella era correspondidas con unas exactamente igual. No tenía mucha experiencia pero de vez en cuando tomaba alguna iniciativa. Nos encueramos, desnudos, nos acariciábamos, mis dedos le rosaban el clítoris y le comía la boca. La negra: Vamos a ver que tienes aquí –con el tono pícaro que tanto me gustaba de ella, se inclinó y dándole un beso en la punta del glande- ya te extrañaba. Sus lamidas fueron largas, desde la base hasta el glande, me mataba cuando hacia eso. Luego lo tomo con fuerza y le puso saliva para que la fricción no me hiciera daño. Después de 4 o 5 meneadas, se lo introdujo a la boca y comenzó a chuparme, con cierta desesperación y en ocasiones me dolía un poco, me retiraba cuando sentía dolor. La negra: Perdón, es que estoy emocionada –sin sacárselo de la boca-. Y eso hacía que me excitara más. Y termine, le llene la boca de semen y parte del sus pechos, me encantaba verla de rodillas ...
    ... limpiándome, no me soltaba y sus caricia eran más delicadas y con intervalos más largos. La negra: Haremos algo diferente –y se puso en cuatro- pruébame mi amor, que me derrito. Debo confesar que el sabor de ella me gustaba y no me causaba asco, en sí, no tenía tanta conciencia de lo que hacía, por así decirlo. La lamia desde su panocha, los labios, le introducía los dedos, hasta el culo eso me dio curiosidad y le pase la lengua por su pliegues, teniendo 2 dedos dentro de su vagina, vi como sus nalgas se erizaron y me gusto verla así, respingo un poco por que no espera la caricia. Seguía lamiéndola, esta vez entere mi cara entre sus piernas y la penetraba con al lengua y mis dedos, la nariz me quedaba a la altura de su culo y el olor, me estaba volviendo loco, a crema, a sudor, a sexo. Salí de entre sus piernas y le di una lamida larga, hasta su culo y estando allí, le di 3 o 4 lamidas más, largas, por encima de su pliegue, se vino, el piso de la recamara de mis papas se puso blancuzco, en intervalos temblaba y ella se frotaba el clítoris a una velocidad que creía que se podría hacer daño. La negra: Que rico me lames mi amor, me encanta. Y se montó encima, se acomodó para que sus pliegues abrazaran mi pene, me acariciaba el cabello. Nos besábamos despacio, me lamia los labios como “gatubela” en la película de “batman” eso me ponía más excitado. YO: Me encanta que me bese así. La negra: Me encantan tus labios. No sé qué tiempo teníamos así, esta vez fue más como hacer el amor. ...
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