1. Lo que hubiera sido (2ª parte)


    Fecha: 06/01/2018, Categorías: Transexuales Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... pesos extras que le tendí como propina y salió corriendo sin apenas agradecerme. Yo, nuevamente excitado ante la acción realizada, me dirigí al baño. Cuando abrí la puerta encontré a una Elena muerta de vergüenza, pero sonriente. Yo no pude ocultar mi molestia ante su desobediencia, pero debo reconocer que me había dado el pretexto perfecto para castigarla de nuevo, lo cual, me hacía muy feliz.
    
    - ¿Te vio así? –me preguntó recargada sobre el lavabo y los brazos cruzados
    
    - Por supuesto –le solté de la manera más fría que me fue posible– Y la idea era que te viera a ti también.
    
    - Estás loco –me soltó con una risa incómoda y negando con la cabeza. Se acercó a mí intentando besarme, pero la detuve con un ademán brusco. Su mirada fue de extrañeza.
    
    Sin previo aviso, le crucé el rostro con un buen cachete. La perplejidad cruzó su semblante y antes de darle tiempo a reaccionar, le solté nuevamente otro. Acto seguido, atenacé uno de sus pechos. Exclamó con dolor ante el maltrato, pero seguía sin entender de qué iba aquello. La tomé fuertemente del brazo y la empujé de tal manera que se inclinó sobre el escusado. Le propiné una nalgada fuerte, autoritaria que hizo que me doliera la mano.
    
    - Me desobedeciste –reclamé con un deje de furia en la voz. Otro golpe fuerte cayó sobre su culo. Ella por fin captó todo el asunto y me expuso más sus ya lastimadas nalgas.
    
    - Perdón –dijo y soltó un gemido lastimoso cuando le solté la tercera nalgada.
    
    - Esto no te debería de gustar ...
    ... –comenté al notar la humedad que comenzaba a formarse en su vulva y le propiné tal golpe que casi se va de bruces, pero alcanzó mantener el a equilibrio.
    
    - Perdón –repitió esta vez con un dolor implícito en la voz. Arremetí con cuatro golpes rápidos, pero no por eso menos fuertes– Perdóname.
    
    - Vas a recibir diez golpes más en cada nalga –sentencié con frialdad e intenté ocultar toda mi emoción al poder volver vivir algo así con una mujer– Cuenta cada golpe y pide perdón en cada uno –le ordené con todo el denuedo que me fue posible y descargué el primer golpe sobre su nalga izquierda.
    
    - Uno –soltó con dolor y añadió- perdóname.
    
    Para cuando iba a la mitad del castigo no aguanté más y se la clavé por detrás. Mi verga entró como un guante sobre su concha y ella gimió de placer. Comencé a bombear con brío, presa de la excitación. Ella se movía al compás de mis furiosas embestidas. Tomé su cabello y jalé hacia atrás su cabeza con fuerza, obligándola a arquearse un poco. Con mi mano libre, seguí nalgueándola, mientras la mantenía en un precario equilibrio que se veía menguado con mis idas y venidas.
    
    Le solté el cabello y le di un leve zape, para después sacarle mi verga de su concha e intentar penetrarla por el ojete. “Ábrete tú misma las nalgas, que quiero tu orto zorra”. Obedeció al instante y me ofreció su culo, mismo que penetré con cierta facilidad, debido a que los flujos de su vagina eran abundantes y hacía unas horas también habíamos disfrutado de un obligado ...
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