Lo que hubiera sido (2ª parte)
Fecha: 06/01/2018,
Categorías:
Transexuales
Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos
... anal después de la azotaina que había recibido, lo cual le había dejado el ojete levemente abierto.
Pese a que estaba a punto, intenté alargar aquel placer lo más que pude; sin embargo, no duré más que escasos dos minutos de bombeo frenético en su culo para después inundar sus intestinos con una escueta corrida.
Me dolió en el orgullo percatarme que ella aún seguía sin correrse, pero al instante se volteó y me besó con una indecencia que casi me saca una lágrima. Aunque no la hubiese satisfecho, ella irradiaba una felicidad sincera que era imposible ocultar y aquello me enterneció el corazón de una manera que difícilmente puedo describir. El mero hecho de maltratarla de un modo que podría considerarse criminal y que, en circunstancias diferentes, podrían haberme supuesto pasar una temporada tras las rejas, era un acto que me dividía en dos. Por un lado, había olvidado lo placentero que puede llegar a ser el lastimar físicamente a alguien. Mi lado sádico revoloteaba de felicidad y se gozaba con la tortura de aquel delicioso cuerpo. Sé que ésta declaración podría rayar en algún tipo de desorden psicológico… de hecho he llegado a pensar que en realidad necesito ayuda profesional en ese aspecto, porque no es normal que un ser humano sienta lo que yo siento cuando golpeo a una mujer.
Por otro lado, me sentía terrible al lastimar el cuerpo de la mujer que más he amado. El hecho de herir de alguna manera su persona e incluso insultarla, humillarla y rebajarla, me ...
... parecían una ofensa imperdonable. Una parte de mí, deseaba con fervor arrepentirse y ofrecerle una plétora de disculpas, besos, abrazos y demás cursilerías que pudieran, de algún modo, reparar mi falta. Pero… Estaba ella. Elena, a quien no le molestaba que realizara dichas vejaciones sobre su cuerpo y su persona. Es más, se excitaba con aquello y me incitaba a más. Le gustaba, lo disfrutaba. Puedo asegurar que deseaba que yo lo hiciera y que llegara más lejos en mis allanamientos. Es por eso que la amaba tanto y es, también, la principal razón por la que me atrevía a realizar tan inmundas acciones. Recordé y me sentí plenamente identificado con una frase que había salido recientemente en una película de superhéroes: “Sus locuras encajaban perfectamente con las mías”.
- Después seguiré con tu castigo. Por lo pronto, vamos a comer –le dije cuando se rompió el beso y nos dispusimos a desayunar.
Comimos en silencio, dedicándonos sonrisas discretas. Bueno, decir que comimos es un solo una manera de llamarlo. La verdad es que atacamos los platillos con un apetito voraz y, si mi madre me hubiera visto comer, habría citado unos cuantos párrafos del Manual de Carreño. Cuando hubimos terminado y reposado unos instantes la comida, ella vino a mi silla, se sentó en una posición impúdica y me beso suavemente. Despacio, jugueteando tímidamente con mi lengua, mientras sus manos correteaban por mi nuca.
- ¿Tienes energía para un último? –me preguntó con sensualidad. Mi mente estaba ...