Amparo, una cuarentona muy elegante
Fecha: 07/01/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Tales, Fuente: CuentoRelatos
La siguiente historia me ocurrió hace tres años cuando volvía a casa después de una cena de trabajo. Había sido una noche bastante sosa porque casi todos mis compañeros y compañeras de trabajo son muy aburridos. Mientras iba andando hacia mi casa pasé por delante de una de esas discotecas donde suelen ir los que ya pasan de los 40. Entonces pensé que me tomaría la última copa en ese local, tenía la curiosidad de ver que hay en estos sitios, así que entré y anduve mirando por ahí.
Pedí mi copa y me acerqué a la pista de baile donde había una mezcla de abuelos y abuelas bailando como locos. En las mesas que había alrededor de la pista había grupos de mujeres pasándoselo a lo grande, riéndose a gritos entre trago y trago. Me llamó la atención un grupo de mujeres maduras donde destacaba una cuarentona un poco entradita en carnes, pero con unos pechos realmente enormes y una cara muy guapa. Además, se veía que era una mujer muy elegante por su forma de actuar. Estuve observándola durante largo tiempo y cada vez me sentía más atraído por ella. A mí me gustan bastante las mujeres maduras, todo hay que decirlo.
Pedí otra copa y me coloqué en una posición desde donde poder verla mejor. En esto se cruzaron nuestras miradas y yo le sonreí como mejor pude, levantando mi copa al mismo tiempo. Ella también sonrió, pero más bien por educación porque no noté nada morboso en su mirada.
Después de un rato vi cómo se levantaba y se dirigía a los baños, así que fui hacia allí para ...
... recibirla como tal pedazo de mujer se merecía. Cuando salió del baño me acerqué a ella:
—Hola, quería decirte que estas preciosa esta noche. Disculpa que te haya estado mirando tan descaradamente, pero es que tu manera de actuar me parece muy elegante.
—Muchas gracias y no te preocupes, no me había percatado de que mirases hacia donde yo estaba. ¿Pero no crees que soy un poco mayor para ti?
—Oh, sí, bueno, no sé. Entre las chicas de mi edad ya no se lleva tanto ser tan femenina y tú me encantas. La manera de mover las manos y de escuchar la conversación. Además, con todos los respetos, creo que tienes un físico impresionante.
Ella rio a carcajada limpia cuando oyó lo que había dicho y tomándome del brazo me dijo:
—Sabes?, me gustas, aunque no pienses lo que dices y yo no me lo crea, me gustas. ¿Por qué no me invitas a bailar?
Yo estaba empezando a ponerme muy caliente. Por supuesto que fuimos a bailar. Estaban poniendo música para bailar agarrados, así que la tomé bien cerca de mi y comencé a moverme lo mejor que podía. Ella al principio no respondía a mis achuchones, pero después de unos minutos empezó a pegarse más y más hasta que pudo sentir el calor y la dureza de mi verga en su entrepierna. Yo notaba que ella sudaba un poco en la nuca y que gemía cada vez que yo empujaba un poco más.
Entonces le pregunté si querría venir a mi casa, que estaba muy cerca y allí podríamos tomar algo y seguir bailando. Ella dudó, pero cuando empujé un poco más y bajé mi mano ...