1. El placer de Evelyn


    Fecha: 08/01/2018, Categorías: Confesiones Autor: xverzo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cerca, la besé con tantas ganas que enseguida la tuve dura. Rápido le quité los tirantes de la braga, enseguida la blusa, con un afán frenético la dejé desnuda sobre el mesón. Debo decir que era hermosamente morboso: su cuerpito era perfecto, sus senos nacían y estaban tan bien formaditos que me encantó, apenas si tenía vello en su pubis virginal, me atrevería a decir que estaba deliciosa.
    
    El tiempo apremiaba, así que la besé y la tomé en mis brazos de nuevo, alzándola y cargándola hasta el comedor. Allí me senté en una silla con ella encima, sus piernas colgaban alrededor de mi cintura sin tocar el suelo, se frotaba contra mi pija la durísima, la saqué gustoso y sentí cómo estaba de mojadita. Me sorprendió, pero no había tiempo para sorprenderse. Mirando sus grandes ojos le hice entender que se la metería y ella me dio a entender que sí, moviéndose un poquito para que la puntita de mi pija quedara justito en la entrada de su vaginita. Tuve que empujarsela varias veces, pues no entró a la primera. Con mis manos en su cintura, la empujaba con fuerza hacia abajo hasta que le entró de lleno, sentí cómo se abría, como su cuerpo se contraía y cómo se venía apenas con tenerla dentro. Me abrazó con mucha fuerza y gemía casi hasta gritar y me fascinaba. Se venía con mucha facilidad, casi que cada vez que la subía y bajaba, me apretaba y se retorcía de placer. Su pecho se sonrojó, al igual que su cara y casi que toda entera. La sentí desvanecerse en mis brazos, dando gemidos muy ...
    ... sentidos que me excitaban mucho más; sentí mi pija toda bañada en ella y poco a poco empecé a subirla y bajarla más rápido. Evelyn cerró sus inmensos ojos y se dejó llevar, entonó un gemido continuo entre dientes hasta que mordió mi hombro derecho; allí mordió mientras yo la subía y bajaba a placer. La silla crujía, sus nalgas, al chocar con mis muslos sonaban y todos esos ricos sonidos retumbaban en el comedor.
    
    La adrenalina se apoderó de mí y me puse de pié, con ella encima y la acosté en la mesa, puse sus pies sobre mi pecho, su colita sobresalía un poco en el borde de la mesa y empecé a follarla como animal, con el placer que me causaba tenerla toda para mí ese pequeño momento. Mi pija brillaba, al igual que su vaginita, en abundante fluido, y ya entraba y salía con facilidad aunque, eso sí, dentro de ella mi pija estaba bien apretadita. Esa presión me daba un gusto que hasta entonces no había sentido y luego de un momento, acabé. Con la puntita dentro de su vaginita, de modo que toda la lechita poco a poco se escurrió y salió de ella. Evelyn apretó los muslos fuertemente y se agarró la cabeza con un reflejo impulsivo. La besé de nuevo, humedecí con mi lengua sus labios que estaban secos por tanta respiración agitada y la cargué, junto con todas sus prendas, hasta el cuarto de mi hermana.
    
    Al oído le susurré: “Me encantó hacerte mía. De ahora en adelante, lo serás. Sólo mía.” Y salí del cuarto, cerrando mi bragueta. Me entraron por un momento los nervios de que llegara ...