1. Confusiones peligrosas


    Fecha: 10/01/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... reaccione. Pero era en vano.
    
    Fue una paja frenética, breve, sin sutilezas ni delicias. Cuando se la metió en la boca después de pronunciar:
    
    ¡Más vale que te calles pajerito!, tuve ganas de cagarla a trompadas, aunque también un deseo de empacharla de leche.
    
    Mientras me la succionaba apretaba mis caderas contra el ropero con sus manos, y me pisaba los pies si intentaba huir. Yo estaba descalzo. Me pegó en los huevos y en la pija, me la escupió, quiso meterme un dedo en el culo cuando mordisqueaba mi tronco y me lamió todo el cuero un largo rato. Pude sentir la faz de su garganta, su lengua como un pez entre su paladar y mi dureza, sus dientes asesinos y, su alivio apenas mi semen comenzó a fluir en su boca.
    
    ¡Estás contento que te sacaron la lechita? dijo antes de cruzar la puerta. Al otro día ni nos hablamos.
    
    Ella parecía transformarse en esos momentos. Era como una sonámbula inmoral, que tal vez no sabía de sus actos.
    
    Pero ella tuvo que llegar a las últimas instancias.
    
    Una noche de un martes, inusualmente me acosté a eso de las 11, y no planeaba entrar al facebook, ni a la línea, ni escuchar música. Esta vez Caro me despertó. Y fue demasiado tarde para mis pocas fuerzas intentar dispersar semejante locura.
    
    Ella estaba derrumbada sobre mí con la furia de un peligroso volcán, bajándome el calzoncillo, gimiendo, entrecortando respiraciones, repitiendo: ¡te quiero coger pendejo!, y pronto masturbándome sin cuidados fregándome sus tetas en el pecho. ...
    ... Estaba desnuda casi. Solo tenía una bombacha muy mojada. Lo sé a pesar de no haberla tocado, ya que su cuerpo se frotaba entero contra el mío.
    
    La pija se me paraba desobedeciendo a mis principios y, ella poco a poco se la colocaba en la entrada de la vagina. Mi padre dormía en el quincho que colinda con mi cuarto, solo para estar alerta gracias a algunos robos que hubo en el barrio. Así que no debíamos hacer ruidos.
    
    Ella olía mi bóxer, se movía encima de mí con mi verga cada vez más aprisionada por su conchita resbaladiza, se golpeaba la cabeza por los sismos, ya que duermo abajo en una cama cucheta, me mordía los dedos, se arrancaba el pelo, se subía y bajaba la bombacha, y todo lo que me decía era ¡alzaditto de mierda!
    
    Intentaba pensar en cualquier cosa para no disfrutar de esa cogida feroz, para no irme en seco adentro de su concha que, también se refregó contra mis piernas vencidas. Cuando me puso una almohada en la cara me cogió con mayor adrenalina, y supongo que se nalgueaba el orto por lo que podía oír. Me lamió el cuello, me mordió las orejas y acabó de repente, cuando casi no contengo mi explosión seminal. Se levantó y se hizo humo en un segundo.
    
    No pude evitar pajearme tres veces con su aroma a hembra en mi cama y el recuerdo fresco de sus tetas en mi piel. Hasta hoy no sacamos el tema. Un poco por temor, otro porque estas cosas no se encaran así nomás, y yo no tengo talento para tomar las riendas. Sea como sea, mi hermana me violó, y mal que me pese, me ...