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La noche de los 18 años de Laura
Fecha: 11/01/2018, Categorías: Confesiones Autor: Publiero, Fuente: CuentoRelatos
Laura es una chica que he visto en mi cuadra desde que era una niña. A penas nos llevamos cuatro años de diferencia, así que conversábamos mucho y a veces sentí alguna tensión sexual entre nosotros cuando su cuerpo comenzó a tomar forma de mujer. Pero por ser mayor que ella no presté atención. Mi interés estaba en otras jovencitas más crecidas. Para el cumpleaños 18 de Laura, su mamá le pidió a la mía hacer la fiesta en nuestra casa, esas dos madres solteras se tenían mucha confianza y la casa era una de las más grandes del barrio. Accedimos y ayudamos cargar cosas y adornar modestamente. Mi casa solo tiene dos habitaciones, pero la sala es enorme. Allí la gente se divirtió un buen rato, bailamos, se partió la torta y bromeamos hasta tarde. Luego de recoger las cosas Laura se disponían a irse cuando sonó el celular de su mamá. El abuelo había sufrido un accidente y la necesitaban con urgencia en el hospital. Nuestro barrio es bastante inseguro así que decidió irse rápido en un taxi y dejar a Laura en nuestra casa. Le cedí mi habitación y yo dormiría en el sofá de la sala. Mi mamá le prestó una blusa y un short para dormir. Se cambió y nos quedamos conversando tonterías un rato. Note que era la primera vez que la veía con una ropa tan sexy. La blusa dejaba ver claramente la forma de sus dos senos medianos, pero firmes. La delgadez de su cintura y lo redondito de sus nalgas. Además estaba descalza y sus pies se veían muy tiernos por ser pequeños y de deditos ...
... gordos. Mientras hablábamos mi madre se fue a dormir. Yo traté de rozarle los pies con mis manos inocentemente hasta que de pronto me encontré dándole pequeñas caricias a su empeine suave. Pasé mis dedos entre los de ella y le provocó una risita. Se puso de pie para ir al baño y pude admirar sin vergüenza su cuerpo de 1.60 de estatura (solo un poquito más baja que yo). El short que usaba le dejaba ver perfectamente el borde de la pantaleta y sus muslos provocaba morderlos. Cuando regresó yo estaba muy excitado y decidí probar suerte más allá de sus pies. Acaricié sus talones. Cuando quise subir a su muslo me dijo que estaba cansada de la fiesta y quería dormir. Me retiré a la sala derrotado aunque con el asta erguida. No cerré la puerta y ella no pidió que lo hiciera. En la madrugada me levanté a orinar. Crucé por la puerta del cuarto donde ella estaba y vi que dormía plácidamente con la luz encendida. Cuando pasé de regreso estaba despierta. Me dijo que le costaba dormir pensando en su abuelo. Le dije que todo estaría bien. Al entrar me percaté de que el short y la blusa que le prestó mi mamá estaban a un lado de la cama. Ella estaba arropada completamente. Me volví a excitar solo de imaginarme su cuerpo desnudo en mi cama. Esa piel blanca dejando su olor en mis sábanas. Mientras pensaba eso me quedé mirándola a los ojos y me atreví a preguntarle si ahora que tenía 18 años pensaba hacer alguna travesura. Se ruborizó y cubrió su rostro con la cobija. Y me dijo: “Ya hice la ...