1. La noche de los 18 años de Laura


    Fecha: 11/01/2018, Categorías: Confesiones Autor: Publiero, Fuente: CuentoRelatos

    ... primera, pero es un secreto”. No entendí y le insistí en que me contara. Supuse que tenía que ver con la piyama en el piso, pero no quise presionarla.
    
    - Me gustaron tus caricias en mis pies – Me dijo con intención de cambiar de tema
    
    - Tienes unos pies muy lindos, se ve que los cuidas mucho
    
    - No, mis pies son feos, no me gustan – dijo en tono casi infantil
    
    - ¿Alguien más te los había acariciado?
    
    - No – dijo ruborizada
    
    - ¿Quieres que lo vuelva a hacer?
    
    Se quedó pensando un momento y asintió todavía ruborizada. Yo quería llegar lo más lejos que se pudiera. Ella sacó sus pies de la cobija haciendo pequeños movimientos. Le dije que cerrara los ojos y obedeció. Empecé por su talón derecho, bajé hasta el empeine y dio unos brinquitos con risas cuando pasé mi lengua por la planta. Luego empecé a chuparle el dedo pulgar. La risa se cambió por gemido y yo seguía probando límites.
    
    Laura seguía con los ojos cerrados cuando metí mi cabeza dentro de la cobija y comprobé que estaba en ropa interior. Lamí su pantorrilla. Mi ubicación no la incomodó. Sabía que prácticamente era una niña y no la quería presionar. Continué mi recorrido y mis labios aterrizaron en su vientre plano y suave. Noté que se le puso la piel de gallina mientras mi lengua recorría su ombligo. Me miró y soltaba risitas. Me ubiqué sobre ella sin acostarme en su cuerpo. La miré a los ojos y asintió. Bajé mi cuerpo y mi pene se encontró con su vulva. Comencé a frotarla y su respiración se aceleró. ...
    ... Empezamos a sudar. Sus manos se posaron en mi espalda y hacía caricias torpes.
    
    Le quité el sostén y sus senos salieron ante mí. Dos bellas tetas redondas y firmes. Pezones rosados pequeñitos pedían encontrarse con mi lengua. Atendí el llamado y acaricié su otro seno mientras tanto.
    
    Ella estaba relajada. Solo se escuchaba su respiración rápida y unos gemidos que por primera vez alguien escuchaba. Yo seguía frotando mi pene y ella trataba de acompañar el movimiento empujando su cadera hacia mí. No tenía intenciones de penetrarla, pero quería que tuviera un orgasmo. Así que intensifiqué un poco la fricción, mientras sentía como abría las piernas buscando placer.
    
    Quise darle más realismo. Me quité el short y el interior. Mi pene entró en contacto con su ingle y lo moví para seguir rosando su cosita. En ese momento ella se bajó la pantaleta, una hermosa pieza de ropa interior rosada delgadita. “Frótame más”, me dijo mientras abría las piernas a todo dar. No tuve tiempo de admirar su vagina, pero la sentí caliente, carnosa y sin un pelito.
    
    Seguí con mis movimientos y ella me agarró las nalgas muy fuerte. Su cuerpo se estremeció muy tiernamente. Trató de acallar sus gemidos pero le salieron bajito. Soltó un suspiro de placer mientras yo todavía la frotaba buscando correrme. Su teléfono repicó. Nos separamos de un brinco, pensando que mi mamá nos había sorprendido. Lo atendió rápidamente. Eran noticias de su abuelo. Estaba en recuperación, nada grave. Yo me vestí de nuevo ...