1. Desafío de galaxias (capitulo 14)


    Fecha: 12/01/2018, Categorías: Confesiones Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... —preguntó Marisol manteniendo la calma a pesar de la euforia que la rodeaba. Claramente se habían destruido muchas naves enemigas.
    
    —Antes de la segunda oleada, 216 fragatas y 39 transportes, pero al menos un tercio ha sufrido impactos.
    
    —En las condiciones actuales de contaminación, —dijo Marisol dirigiéndose a Marión, que actuaba como oficial científico—. ¿Podemos lanzar la oleada de reserva con garantías?
    
    —No lo aconsejo. Nuestro punto de observación más lejano está a un millón y medio de kilómetros del portal y por el momento está cegado. En esas condiciones, los sistemas de guiado de los Delta serian inoperativos.
    
    —De acuerdo entonces, —dijo Marisol dirigiéndose a todos—. A partir de este momento, es prioritario saber que está ocurriendo en la zona del portal. Hay que recuperar a toda costa esos sistemas, y si es preciso enviar a un equipo de ingeniería, lo mandaremos, —y mirando a Loewen añadió—. Almirante, ¿tu opinión?
    
    —Es posible que estén tan cegados o más que nosotros. Hasta que no bajen los niveles no creo que se muevan de la zona del portal.
    
    —General Clinio.
    
    —Opino igual. Es preciso saber cuantos transportes han sobrevivido al ataque para saber con cuanta infantería cuentan. Por lo que vimos en Karahoz, 39 transportes significa más 400.000 soldados. Muchos han sido destruidos con la segunda oleada, pero no sabemos si por el portal llegaban más. Es vital recuperar los equipos de observación.
    
    —Señor presidente, —dijo Marisol dirigiéndose a ...
    ... una de las pantallas auxiliares—. Si está de acuerdo, doy por finalizadas las operaciones.
    
    —De acuerdo general Martín, y enhorabuena, ha sido una gran victoria… aunque seguro que usted piensa lo contrario.
    
    —Eres un cabrón, —dijo Marión riendo. Acababa de tener un escandaloso orgasmo—. Me haces chillar y luego Marisol se ríe de mí.
    
    —Si quieres que lo deje…
    
    —¡Una leche! Me da igual, además, ya se está acostumbrando.
    
    —De todas maneras, con lo seria que es, te llevas bien con ella, —le dijo el teniente Hirell con sinceridad—. A mí me acojona cuando se cabrea.
    
    —No es tan seria cuando se la conoce, lo que pasa es que tiene un mogollón encima que te cagas.
    
    —Si te digo la verdad, no me llama mucho la atención intimar con ella, —dijo Hirell mientras negaba con la cabeza— en ningún tipo de sentido. De todas maneras, en el otro sentido, la general solo tiene ojos para Anahis.
    
    —Si, se quieren mucho, —comentó Marión pensativa—. ¡Hay que joderse! Hace unos meses no podía imaginar que perdería el monasterio, que estaría participando en una guerra donde nos jugamos la existencia, que estaría follando a todas horas como una zorra, que no vería mal una relación de dos mujeres, o que hablaría soltando tacos. Está guerra nos está cambiando a todos, y sobre todo a ella. Y lo peor, todavía está por llegar.
    
    —Pues entonces, ¿cómo era aquello español que oí una vez? ¡Follad, follad, que el mundo se acaba! —y subiéndose encima la volvió a penetrar.
    
    La lanzadera se posó ...
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