1. La sangría


    Fecha: 14/01/2018, Categorías: Voyerismo Autor: Dogiju, Fuente: CuentoRelatos

    ... ver hasta donde eran capaces de llegar.
    
    Siguiendo su juego hice un par de comentarios, ya desbocados del todo sobre el tamaño de mi polla, de la mejor postura en que prefería follarme a mi mujer y de cómo me gustaba que se vistiera cuando teníamos una noche "caliente", con minifalda, medias, liguero, tacones altos, y maquillada como una zorra.
    
    Fue ya entonces cuando nuestra amiga, con su risa nerviosa y con las pupilas dilatadas, que indicaban que estaba caliente como un cazo, se levantó de la mesa e invitó a mi mujer, que no se hizo mucho de rogar, a ir a su habitación para enseñarle una colección de prendas de vestir (o de medio vestir) que tenía desde hacía tiempo y que confesó no utilizar por la "desgana" de su marido a participar en sus fantasías, que parecían ser muchas.
    
    Desaparecieron en la habitación y yo me quedé sentado en el sofá, sonriente y haciendo cábalas de qué ocurriría a continuación, ya que se las veía muy lanzadas a las dos. Podía oír sus risas a través de la puerta y por el tiempo que estuvieron sin salir, mi intuición decía que me iba a llevar una grata sorpresa de un momento a otro, pero no quise dejarme llevar por la imaginación que a esas alturas se desbordaba y me hacía vibrar, así que esperé pacientemente en el sofá a ver los acontecimientos.
    
    Tuve razón, mi presagio se cumplió pues al cabo de unos diez minutos más o menos, se abrió la puerta del cuarto y salieron las dos mujeres.
    
    Os lo aseguro, aquello fue de infarto; aun esperándome ...
    ... una sorpresa, nunca pensé que sería tan impactante y ellas tan descaradas. Las dos se habían vestido para la ocasión, a raíz de mi comentario, con unas minifaldas que perturbaban la vista, medias, ligueros y tacones altos.
    
    Ya sé que parece demasiado fácil, y que alguno de vosotros dirá -cuántas películas ha visto este tío-, pero ocurrió así, mi mujer no está acostumbrada a beber alcohol, y nuestra amiga tampoco, achacadlo a eso y nada más, hubo una cadena de circunstancias que desembocaron en aquella situación, como supongo que le habrá ocurrido a más de uno de vosotros.
    
    Mi mujer, con una falda cortísima de color rojo y una raja que le llegaba hasta la cadera, dejaba ver sus hermosas piernas, adornadas con unas medias de color negro sostenidas por dos ligas rojas, rematando con una blusa semitransparente también de color rojo donde se entreveían sus dos hermosos pechos desnudos, y con un escote que le llegaba hasta el ombligo, y zapatos de tacón negros, ese era el uniforme de zorrita que llevaba puesto.
    
    Mari, también muy zorra ella, llevaba puesta una minifalda de color negro, igual de escandalosa que mi mujer, con medias de rejilla negras y liguero, blusa negra transparente con sus dos enormes pechos (en eso sí me había fijado yo desde que la conocí ya que está más rellenita) asomando a través de ella y por supuesto, para completar el uniforme, tacones altos.
    
    Así estaba el panorama, las dos "modelos" se habían empleado a fondo en su transformación y estaban para ...