1. La sangría


    Fecha: 14/01/2018, Categorías: Voyerismo Autor: Dogiju, Fuente: CuentoRelatos

    ... el ritmo de la follada, dándome algún azote de vez en cuando que me ponía todavía más caliente, con la otra observé como jadeando se masajeaba los dos enormes pechos primero para después llevar la mano a su coño y comenzar a masturbarse descaradamente observando mi polla entrando y saliendo del coño de mi mujer.
    
    Por fin llegó el clímax, después de unos minutos dándole por detrás a mi querida zorra, ésta me avisó de que se iba a correr así que aceleré mis embestidas frenéticamente pues yo también estaba al borde del colapso.
    
    Mi esposa comenzó a correrse salvajemente y yo avisé de que iba a soltar mi chorro de leche de un momento a otro, así que saqué mi polla de su coño empapado para que se pudiera tumbar sobre el sofá boca arriba y correrme sobre ella como a veces acostumbramos a hacer.
    
    Mari, mientras, estaba también a punto de correrse, pues el espectáculo que le habíamos ofrecido la había puesto totalmente fuera de sí, así que me llevé otra grata sorpresa. Cuando mi mujer tumbada sobre el sofá esperaba que la rociara con mi corrida, Mari sin pensárselo para nada la acompañó, tumbándose a su lado mientras se corría también con furia.
    
    Aquella acción de Mari me puso tan caliente que agarrándome la polla comencé a meneármela con fuerza y en pocos segundos, con un gruñido intenso lo ...
    ... descargué todo sobre las dos mujeres, pechos, cara y vientre de ambas quedaron regados de leche. Las dos zorritas quedaron rendidas y jadeantes sobre el sofá, sin poder moverse. Yo, también caí de bruces entre las dos, agotado y tembloroso por tantísimo placer.
    
    Así estuvimos al menos durante casi una hora, recuperándonos de las corridas tan intensas que habíamos disfrutado (y también por el morbo de la situación vivida) y luego, recomponiéndonos, volvimos a la vida "normal" no sin haber comentado detenidamente lo que había ocurrido, todo gracias a la sangría, riéndonos con verdaderas ganas.
    
    Mari confesó que desde hacía tiempo estaba un poco "desatendida" y que aquella velada había despertado en ella la sensación que hacía tiempo no sentía a causa de la poca actividad sexual que tenía, pero nos prometió que en nuestra próxima reunión iba a estar a la altura de las circunstancias, confesión que nos animó a quedar para otro día.
    
    Prometimos como antes he dicho, no decir de momento nada a su marido pero sí estuvimos de acuerdo en que de alguna manera teníamos que hacerlo entrar en nuestros juegos, era lo más propio, ya que mi querida esposa, ya puestos a confesar, admitió que tenía verdadera curiosidad por ver a su marido en acción y por eso estaba dispuesta a "animarlo" para entrar en situación. 
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