1. El juega videojuegos mientras el vecino juega conmigo


    Fecha: 18/01/2018, Categorías: Infidelidad Autor: MilkyQueen, Fuente: SexoSinTabues

    Era muy tarde un viernes por la noche. Yo recién llegaba de trabajar y llegué cargada de cosas a mi hogar. Había pasado por el supermercado y había comprado mucha comida y algunos cachivaches menores que necesitábamos mi novio y yo. Hace aproximadamente 4 años que vivíamos juntos, y rentábamos un pequeño departamento, y de manera uniforme, estos departamentos estaban uno enfrente de otro. Al principio la relación era fantástica, teníamos problemas como todos, pero podíamos enfrentarlos juntos. Pero hacía 2 años las cosas comenzaron a cambiar cuando le regalé una consola de videojuegos. Al principio jugaba de vez en cuando, llegando del trabajo la conectaba un poco y terminaba de jugar a las 2 horas. Pero conforme pasó el tiempo, se fue enviciando demasiado. Ya no salíamos juntos, no platicábamos tanto como antes, y lo peor para mí es que ya no teníamos sexo desde hace más de 1 año. Él ya no tenía ese instinto de tomarme donde fuera, sólo tenía vida para esa consola. A veces me ponía triste pensando que había sido culpa mía por haber llevado el vicio a la casa. No me atrevía a dejarlo porque cuando hablaba con él, siempre lloraba y decía que cambiaría. Verdaderamente había adoptado una actitud sumisa ante él, y lo peor es que lo seguía permitiendo. Sus relaciones online habían cobrado más importancia que nuestra propia relación. Ese día subí las escaleras porque el elevador se había descompuesto. Ya estaba cansada porque los tacones me estaban matando, y encima el peso de ...
    ... las bolsas y mi maletín me hacían el trabajo más difícil. En esas estaba cuando sentí unas manos calientes posándose bajo las mías, tomando las pesadas bolsas de compras. Era mi vecino Joel, un chico más o menos de la edad de mi novio, un médico cirujano increíblemente divorciado. Desde que lo había conocido era muy atento y servicial con todos en el edificio, y nos hablábamos bastante bien. Nunca entendí la causa de su divorcio, pero tampoco quería sonar demasiado entrometida como para preguntárselo. Tenía una pinta bastante atractiva y salvaje, suponía que iba llegando de correr, su pasatiempo favorito. -¡Denisse! ¿Qué haces cargando esas bolsas tan pesadas? Déjame ayudarte con eso-exclamó en cuanto tomó las bolsas por mí. -¡N-No es necesario, Joel!-le contesté medio nerviosa, me estresaba un poco la idea de que hiciera el trabajo de mi novio. -No te preocupes-respondió mientras se llevaba a los brazos, -si puedo ayudarte en algo lo haré. Dame ese también-señaló mi maletín y se lo llevó a la mano también. Siempre había admirado ese tono de macho en él. Una vez que tomó las bolsas comenzamos a subir las escaleras que conducían al pasillo de mi departamento. Por fortuna, su departamento se encontraba frente al mío, así que no lo molestaría demasiado. -Gracias, Joel. Disculpa si te estoy interrumpiendo en algo… -¡Qué va! Recién volvía de un pequeño trote en el parque, ¿cómo estás? -Pues algo cansada, tengo ganas de dormir un poco… -Menos mal que Carlos está en la casa, ¿no? Así ...
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