1. Brindemos socio (2)


    Fecha: 18/01/2018, Categorías: Intercambios Autor: marianella, Fuente: RelatosEróticos

    Hemos hecho muy buenos negocios, pero como este por tiempo y satisfacciones…. pocos.
    
    … y lo seguiremos haciendo, para regocijo de nuestras damas y placeres propios.
    
    Alberto supo en sus fueros mas íntimos, que debía hacer algo con su matrimonio.
    
    Todo aparentaba estar bien, pero lo perturbaba saber que el engañaba a su mujer con la acción de compartir a la mujer de su socio. Sabia que aquella cardióloga morocha, lo había cautivado con sus ojos verdes, con su colita dura, con su conchita caliente, con sus mamadas de antología. Que estar una vez por mes en una orgía sexual con aquella yegua impresionante, que si bien era la mujer de su socio, no dejaba de ser una amante frente a su matrimonio.
    
    Hablo una tarde sinceramente con su socio.
    
    - Mario, quiero que compartamos a mi Alejandra, tal lo hacemos con tu mujer Mirta, y no se de que manera, pero lo tenemos que hacer.-
    
    - Pues tu debes encontrar la forma, sabiendo que yo, estoy bien dispuesto, ya que tu mujer me apetece, y mucho, tal lo sabes.
    
    Sabia Alberto que no era fácil, porque si bien, ella se ratoneaba un rato, cuando el le dijo de concretar, ella se negaba rotundamente. Así que consulto manuales, para encontrar caminos.
    
    …. Aquella tarde de sábado, como otros sábados, fueron a la casa quinta, donde a la hora de la siesta, ambos, jugaron con cosas comunes. El la ató levemente, le tapo los ojos, y la masturbo con consoladores varios, para regocijo de su caliente mujercita.
    
    Pero ese sábado, algo era ...
    ... diferente. Los consoladores no alcanzaban a estar los tiempos requeridos para lograr que ella comenzara aquellos orgasmos continuados. Así fue que ella reclamo, mas, mas, dame mas…. Que me vuelves loca…..
    
    Ah, quieres mas….. pues acá tienes mas….. y abriendo sus piernas de par en par, le dio unos lenguetazos que abrieron los labios de su rajita, dejando expuestos aquel clítoris nacarado que la hacia sufrir si no lograban estrujarlo.
    
    Dame mas, por favor, dame mas…. Se contorneaba la rubiecita, deseosa de placeres, de pechos duros, cuerpo elegante y piel de terciopelo.
    
    Así fue que se sintió que le abrían mas aun las piernas, que su marido le metió las manos debajo de la cola para levantarla suavemente al momento que le hundía la cara en aquella concha semi abierta, de labios dulces y muy caliente. Y fue un motor aquella lengua que le repiqueteo rápidamente en el clítoris ardiente, sintió que aquello que el le hacia no era otra cosas que chuparle todo metiéndoselo en la boca, y simio de goce orgásmico. Ahhhhhh, AAAAAhhhhhhh, asi……. Asi…… y ¿?, sintió que le mordisqueaban sus duras tetas, y se sacudió de dudas…… al momento de que su marido la apretó contra la almohada, comiéndole los labios dulces.
    
    El quito la venda, y ella pudo ver la silueta de Mario, que levantando repetidamente la cara de su vientre orgasmando, bajaba una y otra vez, para darle mas, y mas placer.
    
    - Lo sabia, guachos, lo sabia. Sabia que lo algún dia lo iban a hacer. Hijos de perra, yo no quería, ...
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