1. Desafío de galaxias (capitulo 55)


    Fecha: 19/01/2018, Categorías: Gays Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... rápido!
    
    Apoyándose en su asistente, y a pata coja, salieron del puente por una puerta lateral de emergencia que daba al exterior. Cuándo lo hicieron, vio que algunos de los portones estaban abiertos y la dotación estaba saliendo al exterior, llevando a heridos, o aturdidos por el impacto. A duras penas y con mucho esfuerzo, sujetándose una a la otra, se retiraron un centenar de metros mientras los escudos del Fénix seguían recibiendo impactos.
    
    —Marisol, me estoy mareando y casi no puedo respirar, —dijo su asistente.
    
    —Tranquila, no te preocupes, —dijo Marisol dejándose caer al suelo junto con ella. Durante unos metros más, se arrastró por el suelo mientras tiraba de Sarita hasta que varios soldados que pasaban cerca se acercaron a ayudarlas. Señalando a uno de ellos, ordeno—: tú, rápido, busca al coronel, o al que este al mando, y dile que prepare una posición defensiva en uno de esos cerros, tú busca a un sanitario para que atienda a mi asistente, y tú, busca algo para entablillarme la puta pierna. Este último salio corriendo y a los pocos segundos regresó con un listón de hierro y una correa de nailon de sujetar cargas.
    
    —Mi señora, habría que colocar primero el hueso…
    
    —No hay tiempo, ya lo haremos luego. Primero haz un torniquete y luego sujétala, —mientras el soldado lo hacia, y Marisol mantenía abrazada a su asistente, llegó el coronel a la carrera.
    
    —Marisol, según los escáneres, en ese cerro cercano, hay varias cuevas, voy a organizar una defensa ...
    ... ahí.
    
    —Perfecto, que tu gente ayude a evacuar el Fénix, los escudos no aguantaran mucho, y que los lleven al cerro. Los heridos a las cuevas y prepara parapetos y trincheras para fortificar la posición. Hay que sacar todo el armamento posible de la nave, además de los suministros que se puedan; no sabemos cuánto tardaran en mandarnos ayuda, y por la posición del Fénix, los hangares de vuelo están bloqueados y no tenemos cobertura aérea.
    
    —Entendido, mi señora.
    
    Varios soldados se fueron concentrando en torno a ella. A dos les dijo que pusieran a su asistente en una camilla y la llevaran al cerro.
    
    —¡Mi señora, mi señora! —exclamó un cabo que llegaba corriendo con una carretilla—. Creo que esto le puede venir bien.
    
    —Buena idea. Ponme encima y espera a que me sujete, que solo faltaba que me cayera de cabeza, —todos rieron, y sobre el carro llegó a la cima del cerro donde ya se estaba organizando todo.
    
    —Rápido, metedla en la cueva, —ordenó el coronel.
    
    —¡Una mierda! —exclamó Marisol—. No me voy a esconder como un conejo en una puta cueva.
    
    —¡No me jodas Marisol! —exclamó el coronel— sé razonable: dentro estarás más segura.
    
    —¡Me cago en la hostia, Pepe, que he dicho que no! — y mirando al soldado le ordenó—: acércame a ese parapeto.
    
    —¿No te iras a poner también a pegar tiros?
    
    —Por ahora no, pero si es necesario, no lo descarto.
    
    Marión y Anahis, trabajaban en el despacho de la primera cuándo Hirell entró con la cara crispada. Ninguna de las dos había viajado ...
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