1. La tía Rosario


    Fecha: 20/01/2018, Categorías: Incesto Autor: iccs, Fuente: SexoSinTabues

    Me llamo Lucas, soy hijo único, vivo con mis padres en Buenos Aires, Capital Federal. Tenemos un departamento grande. Mis viejos tienen buenos trabajos y yo estudio. Una tarde mi mamá nos dijo a mi papá y a mí que la tía Rosario se iba a venir a vivir un tiempo con nosotros. Ninguno de los dos tuvimos problemas de que venga. La tía Rosario es la hermana menor de mi vieja, tiene 25 años, pero nadie le da esa edad, es delgada, menuda, blanquita de piel como mi madre. Siempre se está riendo. Usa una melenita que le llega a los hombros, y carita de nena. La fuimos a buscar a la estación de tren de Retiro. Mamá y ella se saludaron con mucho cariño, nos dimos un fuerte abrazo. Llegamos a casa, la tía se instaló en una de las habitaciones, se ducho y se cambió. Mamá y ella hablaban de como estaban los abuelos, como estaba ella. Yo la miraba, me gusta la tía, sus piernas bien torneadas, sus pies, pequeños y parejitos, unas tetitas chiquitas, pero esa sonrisa que tiene en su cara la hace mas atractiva. «Mamá, los pibes me dijeron de el sábado ir a bailar, puedo ir?», le dije, ya que yo tengo 17 años y dependo de mis viejos. «Hay sí, yo voy con vos», dijo la tía. Como su hermana va a venir conmigo, mamá no tuvo problemas en que fuera. El sábado cuando nos íbamos, la tía se había puesto una vestido bien ajustado a su cuerpo, por arriba de sus rodillas, unas sandalias de tacón, y que bien maquillada que estaba. Yo cuando la vi, me quedé de boca abierta. Cuando mis amigos la vieron, ...
    ... enseguida me preguntaron si era mi novia. «Sí, soy su novia», dijo la tía sin dejarme responder y me agarra la mano. Yo me quedé frío, no sabía que hacer. Todos mis amigos estaban como moscones detrás de ella, yo tuve que pararle el carro a más de uno. Todos decían que era mentira que fueramos novios, ya que ni un sólo beso nos dimos. La tia me agarra la cara y me besa la boca, me abraza, siento su lengua en mi boca. Con ese beso y ese abrazo, se me puso dura la pija, y lo peor es que la tía se dio cuenta. Ella no bailaba con más nadie que conmigo, ni me dejaba bailar con mis amigas. Siempre que pasaban música lenta, salíamos a bailar, ella se apretaba bien contra mi, yo ya no la veía como mi tía, la abrazaba fuerte, la besaba, refregaba mi pija dura contra ella. «Nos vamos Lucas?», me dijo apenas separando sus labios de los mios. Sin despedirnos nos fuimos, abrazados, nos besamos en la calle, «no le digas nada a tú madre, pero quiero coger», me dijo. Yo cuando escuché lo que me dijo la tía, casi me voy en seco. Tomamos un taxi y nos fuimos a casa, entramos sin hacer ningún ruido y nos fuimos a su habitación. Besos, caricias, refregarnos, la tia se levantó el vestido, se sacó la bombacha y se puso en cuatro patas en la cama, «por el culo, cogeme la cola que me encanta», me dijo abriendo sus nalgas, dejando que le vea su ojete. Yo me bajé el pantalón y me pongo entre sus nalgas, ella con sus dedos se pasó saliva por el ano y acomodó mi pija, «fuerte, metela fuerte», me dijo ...
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